Estreno de «Juan José» de Sorozabal
Una ópera con la que hacer historia
El Kursaal de Donostia acogerá mañana uno de los eventos más relevantes para la música vasca en muchos años: el estreno de «Juan José», la última obra lírica de Pablo Sorozabal, tras permanecer cuarenta años esperando en un cajón. La orquesta de Musikene, junto a un grupo de cantantes de gran nivel, serán los encargados de revivir esta partitura.
Mikel CHAMIZO | DONOSTIA
Un par de meses antes de morir, el donostiarra Pablo Sorozabal, autor de zarzuelas tan populares como «La tabernera del puerto», «La del manojo de rosas» o la barojiana «Adiós a la Bohemia», remitía estas líneas, censuradas finalmente del programa de mano, al madrileño Teatro Albéniz con motivo de un «Homenaje del Taller de Zarzuela de Madrid a las grandes figuras del ayer»: «Queridos compañeros: me entero de que se ha organizado, o se va a organizar, un homenaje a vosotros, los que luchasteis por la zarzuela, aquel teatro que existía en la España civilizada. Hoy, por desgracia, tenemos mucha libertad, pero no hay teatro lírico ni autores, ni intérpretes ni público. Se sigue moviendo el culo con la música rock y berreando en inglés. En fin, para qué seguir. Yo llevo veinte años con mi mejor obra sin poder darla a conocer... Vamos a ver si el Taller de Zarzuela hace el milagro y acaba educando líricamente a los españoles. Un abrazo a todos. Pablo Sorozabal. Octubre 1988». A nadie que conozca un poco la figura de Sorozabal le sorprenderá esta manera suya de expresarse, pues el maestro fue siempre un hombre sin pelos en la lengua, regalando a sus entrevistadores una enorme colección de declaraciones contundentes. Fue un hábito que adoptó desde temprano en su carrera, pues, para un republicano abiertamente antifranquista como él, no era fácil quedarse callado ante algunas de las situaciones que hubo de vivir en los años posteriores a la Guerra Civil, como el fusilamiento de uno de sus músicos en la Banda Municipal de Madrid o la prohibición de estrenar la Sinfonía «Leningrado» del «comunista» Dmitri Shostakovich, asunto que terminó finiquitando su contrato con la Orquesta Filarmónica de Madrid. Esta actitud le costó numerosos enemigos y su carrera como compositor cayó en declive desde mediados de los cincuenta, años en los que también murió su esposa y época en que la sociedad empezó a perder cada vez más rápidamente el interés por el género chico, tendencia que Sorozabal achacaba «al fútbol» y a la pérdida de valores civilizados. Sorozabal, por supuesto, continuó siendo una leyenda viva, quizá el colofón final, en la historia del género chico, y como tal no perdió oportunidad para seguir opinando siempre que se le requería. No obstante, uno de los asuntos que más amargura le producía, y que una y otra vez sacaba a relucir en sus encuentros con los medios o con otras personalidades de la música, fue el de llevar «veinte años con mi mejor obra sin poder darla a conocer...». Pues bien, será este sábado, y tras otros veinte años más transcurridos desde la muerte de Sorozabal, cuando su obra predilecta y póstuma, «Juan José», vea la luz por primera vez en un Kursaal muy diferente del que conociera su autor.
La iniciativa de sacar a la luz el «Juan José» de Sorozabal nació en Musikene, el Centro Superior de Música ubicado en Donostia, involucrando a la orquesta sinfónica de esta universidad de la música en un proyecto que, tras los largos preparativos, empezó a materializarse el pasado sábado con el primero de una larga semana de ensayos intensivos. No obstante, los alumnos de la escuela, ahora convertidos en maestros de orquesta, parecían ser conscientes de la importancia histórica del estreno y, aunque la mayoría de ellos no había nacido aún cuando Sorozabal desapareció, se toman muy en serio su trabajo. Iune Bergés, una irundarra que toca en la sección de violines primeros, se siente «feliz» por participar en un evento tan relevante para la música vasca y se alegra de que «no se vaya a perder» una música como esta. Lo mismo opina Eliana Zaharia, joven violista rumana que, aunque la música vasca le pueda resultar más ajena, piensa que «Juan José» está repleta de «pasajes preciosos». En cualquier caso, ambas se sienten muy agradecidas por poder participar del proyecto y, especialmente, «por la oportunidad de trabajar junto a cantantes». Y es que los cantantes elegidos para el estreno mundial de «Juan José» se cuentan entre las grandes figuras de la lírica del Estado. Concretamente, sus dos protagonistas, Manuel Lanza y Ana María Sánchez, son dos de los más importantes intérpretes de zarzuela, aunque a «Juan José» Sorozabal no la llamó zarzuela, sino «drama lírico popular», e incluso llegó a hablar de ella como «ópera proletaria». No es para menos, observando las historias y vicisitudes de sus personajes, pertenecientes a la clase obrera del Madrid de finales del XIX. «Juan José es -según Manuel Lanza- un personaje vencido por las circunstancias y los problemas que marcan su vida. Le ha ido tan mal que se ha vuelto un observador de su propia desgracia, y esto le empujará finalmente a la tragedia». En cuanto a Rosa, su partenaire femenina, es igualmente un personaje desgraciado, que «se debate -explica Ana María Sánchez- entre el amor que siente hacia Juan José y la posición social que le puede brindar su otro pretendiente, Paco». Sánchez piensa también que, aunque la ópera se ambiente en el pasado, los temas sociales que trata son totalmente de actualidad. «Rosa muere al final de la ópera por violencia de género -explica la soprano-. Pero en el libreto se encuentran también las temáticas del paro, de la delincuencia, e incluso hay una escena en la que se cuenta un caso muy parecido al del profesor Neira, en que una mujer maltratada le dice a su protector anónimo `mi marido hace conmigo lo que le da la gana'». Se trata de una trama inmersa en la problemática social que suscitó el ardiente interés de un Sorozabal que no llegó al azar hasta este texto de Joaquín Dicenta, dramaturgo aragonés de entresiglos muy comprometido con la ideología de izquierdas.
En cuanto a lo musical, ambos cantantes llegan también a la misma conclusión: es una obra muy exigente vocalmente, con un gran peso orquestal y un catálogo de recursos dramáticos y armónicos poco comunes. Pero también coinciden en que se trata de una música de gran calidad. Pero Maite Arruabarrena, que ya grabó junto a la Orquesta de Euskadi un disco de canciones de Sorozabal y que aquí encarna a la alcahueta Isidra, una de las malas de la película, advierte a los interesados en «Juan José» que no deben esperar una nueva zarzuela popular. «Se trata de un drama lírico -explica-, y no hay ni arias, ni dúos, ni siquiera un coro. Es más bien como un gran recitativo, cantado y muy bien acompañado por la orquesta». Ciertamente, tras lo escuchado en los ensayos, el que firma puede asegurar que la música de este «Juan José» poco tiene que ver con la agilidad y efectividad más sencilla de «Katiuska» o «La tabernera del puerto», aunque la pluma de Sorozabal es claramente reconocible en la fisonomía inconfundible de las melodías y la orquestación. Tras cuarenta años en un cajón, es muy probable que este «Juan José» sorprenda a propios y extraños, aunque su futuro, en una actualidad en la que todavía seguimos «moviendo el culo con la música rock y berreando en inglés», seguirá siendo incierto tras este estreno. Como bien dice Emilio Sánchez, que hace de tabernero, «hay que dejar que pase el tiempo».
kultura
El nieto del maestro Sorozabal, que también se llama Pablo, será uno de los participantes en la mesa redonda sobre la ópera fijada para mañana en el Palacio Miramar (12.00 h.). Tras el estreno, la ópera también se grabará en disco.
Las entradas para el Kursaal cuestan 15 euros y, aunque ayer las zonas cercanas al escenario ya se habían vendido, todavía quedan muchos sitios libres. La cita, mañana a las 20.00 h. El lunes se repetirá en el Auditorio de Música de Madrid.