GARA > Idatzia > Iritzia > Paperezko lupa

Maite SOROA

Garzón bueno, Garzón malo

Tengo un amigo vasco nacido en Colombia que, de regreso a Euskal Herria, preguntaba inquieto si había dos Franco, uno bueno y uno malo. Como quiera que se lo negaban, él insistía: «Sí, sí, hay uno bueno, el que sale en el «No-Do», al que aplauden, y uno malo, el que está en la diana del centro vasco de Bogotá y la gente le echa dardos».

Aquí viene a suceder algo parecido con Garzón. Cuando se mete con el PP es un ególatra, mal instructor, vividor y sectario, pero si la emprende a mandobles con la izquierda abertzale, es la encarnación del bien. Que se lo pregunten al editorialista de «El Correo Español».

Ayer el vocero de la derechona españolista se felicitaba porque las últimas disposiciones de Garzón «impiden a las siglas continuadoras de Batasuna concurrir a las próximas elecciones autonómicas, dejando fuera de la ley a la enésima marca con la que la izquierda abertzale supeditada a ETA pretendía sortear los requisitos democráticos». Lo de «requisitos democráticos» es buenísimo.

La euforia le desnuda: «El Estado de Derecho ha sido consecuente ante esta última evidencia y ha acabado situando a quienes trataban de seguir prestando cobertura a la banda terrorista en el mismo plano en el que se mueve su matriz: la clandestinidad». Eso, la clandestinidad, es el destino que quisieran para dos centenares de miles de personas. Bueno es que lo digan así de claro.

Le duele, sin embargo, la tenacidad de las gentes de la izquierda abertzale: «Es más que probable que quienes durante tanto tiempo se han dedicado a justificar el terrorismo con manifestaciones que iban desde el cinismo a la exaltación de la barbarie continúen compareciendo públicamente, convocando concentraciones e intentando atraer la atención de los sectores de la sociedad y de la política vasca más proclives a sus enredos». Y por ello emplazaban al resto de las fuerzas políticas a hacer piña con los ilegalizadores: «es imprescindible que las formaciones nacionalistas que aspiran a ocupar escaños en el Parlamento vasco, reservados por fin para los partidos democráticos, se abstengan de imputar a la actuación de jueces y tribunales otra intención que la de hacer cumplir la Ley». La ley de Juan Palomo: yo me lo guiso, yo me lo como.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo