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Ard Fhéis de Sinn Féin

Adams llama a laboristas y verdes a formar una coalición junto a Sinn Féin

El segundo y último día del Ard Fhéis, el congreso de Sinn Féin, adquirió un significado especial por la presencia de las cámaras de la televisión. Su presencia en el Parlamento de Dublín le garantiza horas de emisión, que el partido republicano ha utilizado para hacer llegar su mensaje a los irlandeses. Incluso el lema de la conferencia, «Una visión para el futuro de Irlanda», aportaba un significado especial en el contexto de crisis económica y política que vive la isla.

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Soledad GALIANA | DUBLÍN

La corrupción bancaria, la crisis económica y los consiguientes recortes presupuestarios en los servicios públicos acapararon las sesiones de la mañana, en las que destacaron las críticas a la Administración de Dublín por la falta de atención a la infancia y a las madres y padres que desean volver al mercado laboral. A la ausencia de suficientes guarderías y el precio astronómico de éstas, le siguió un desfile de los pesos pesados del partido, que centraron su atención en las próximas elecciones -locales y europeas, en junio- y el segundo referéndum sobre el Tratado de Lisboa, en otoño.

Al inicio de su intervención, Aengus Ó Snodaigh denunció la política social y de vivienda que ha favorecido la especulación -la compra de una segunda casa era premiada con una reducción de impuestos ante la presencia de un segundo crédito- y la crisis en este sector. Casi 60.000 personas en un Estado de cinco millones de habitantes se encuentran en lista de espera para recibir una vivienda estatal en régimen de alquiler en la República, y otras 40.000 en el norte, mientras 270.000 viviendas están sin habitar en el sur y un 7,8% en el norte debido a la especulación. La crisis ha agravado el problema.

Ó Snodaigh se refirió concretamente a la situación de cincuenta ciudadanos polacos, que sin trabajo ni asistencia social, estuvieron viviendo en tiendas de campaña en un parque, y al incremento de deshaucios. La solución, para los republicanos, es clara: las casas no habitadas deben ser transferidas a los ayuntamientos y asignadas a aquellos en listas de espera. «Y, si alguien debe ser desahuciado, deben ser aquellos corruptos que han abusado del sistema», afirmó Ó Snodaigh.

El debate económico se acentuó con la presencia ante los delegados del portavoz de Economía en el Parlamento de Dublín, Arthur Morgan. Remarcó que 130.000 personas han perdido su empleo en Irlanda, aunque no «aquellos a los que me gustaría ver en las filas del paro, los banqueros». Ahora, los irlandeses tienen que pagar por los errores de otros porque el Gobierno no es capaz de hacer lo correcto. «Que la justicia se encargue de los banqueros. Es más barato que crear comités de investigación», propuso.

Los republicanos consideran que la estrategia de recorte en el presupuesto, que afecta esencialmente a los servicios públicos, es errónea. A este respecto, Morgan incidió en que «para mejorar la economía hay que invertir en puestos de trabajo».

Rechazo a una consulta

Los portavoces de Sinn Féin fueron especialmentes críticos con el incremento de los impuestos y la aparición de tasas sobre ingresos netos y pensiones de los funcionarios, mientras que el Gobierno de Dublín facilita el fondo de pensiones públicas, al cual contribuyen todos los ciudadanos, para salvar a los bancos. «La nacionalización ha sido utilizada por el Gobierno para salvar a sus colegas», aseveró Morgan. Además de denunciar la grave situación económica, los republicanos criticaron la convocatoria de un nuevo referéndum sobre el Tratado de Lisboa, que ya fue rechazado el pasado 12 de junio por más de 860.000 votantes.

«Los votantes se expresaron a pesar de la campaña en los medios, de los partidos y los empresarios, y ahora, pese a las promesas de cambios legales en el Tratado, el documento que se presentará a los irlandeses sigue siendo el mismo», remarcó Mary Lou McDonald, que pidió a los irlandeses que voten por una Europa más democrática y pacífica diciendo «No al Tratado de Lisboa» por segunda vez.

Por su parte, Teresa Ferris, hija de uno de los diputados del partido, Martin Ferris, pidió a la ciudadanía que no confíe en un Gobierno que les decepciona una y otra vez y que con sus políticas hará que «los padres críen emigrantes» porque, en lugar de dedicar sus fondos a garantizar servicios públicos, los dedicará a organizar un nuevo referendo sobre un tratado que significará «más gastos en armas».

Experiencia de gobierno

Sinn Féin quiso también mostrarse ante el electorado como un partido con experiencia de gobierno, como lo demuestra la presencia en el congreso de cuatro ministros y un viceprimer ministro. Fue precisamente este último, Martin McGuinness, que comparte el liderazgo del Ejecutivo norirlandés con el unionista Peter Robinson, quien tomó la palabra para pedirle a los líderes unionistas que dejen claro a sus bases que los días del gobierno de la mayoría protestante, que comparó con el apartheid, han llegado a su fin. También incidió en que la solución para la crisis económica es una economía común para toda Irlanda porque, como manifestó el diputado Caoimhghín Ó Caolaín, «dos administraciones, dos monedas, dos sistemas de impuestos en una isla de sólo seis millones y medio de habitantes no tiene sentido».

Los republicanos abogan por una evaluación de los servicios públicos en toda la isla, para evitar la duplicación y ahorrar fondos públicos, estrategia presentada por el candidato a las europeas Pádraig Mac Lochainn.

El discurso de Gerry Adams, que clausuró la conferencia, vino a reiterar muchas de las propuestas ya aprobadas por los delegados al congreso. Pero su intervención se inició con una referencia a la manifestación que ayer mismo reunió a 100.000 personas en las calles de Dublín para protestar por las políticas del Gobierno de la República, la mayor manifestación desde la que se hizo contra la guerra de Irak.

Era inevitable que Adams se refiriera a la turbulencia de la economía irlandesa y, reconociendo el impacto de la crisis global, criticó a los sucesivos gobiernos irlandeses por favorecer «la avaricia y la deshonestidad de algunos banqueros, constructores y especuladores que han dado forma a la crisis y han dejado a los trabajadores irlandeses y sus familias en posiciones de vulnerabilidad». El presidente de Sinn Féin pidió la dimisión del Gobierno, cuyo comportamiento ejemplificó con la declaración del ministro de Finanzas, Brian Lenihan, que admitió no haber leído el informe sobre las irregularidades en las cuentas del Anglo-Irish Bank antes de dar luz verde a su privatización.

Las acciones de los banqueros y políticos y, sobre todo, la falta de consecuencias y de castigo a los responsables directos de la crisis ha enfurecido a gran parte de la población irlandesa.

Salarios desorbitantes

Adams citó cálculos sobre los «obscenos» salarios de la ministra de Sanidad irlandesa, que con 230.000 euros anuales supera al primer ministro francés, o del jefe de los servicios de Salud, que gana 400.000 euros anuales, más que el presidente de Estados Unidos, o el hecho de que los agujeros fiscales sean usados por «los super-ricos para esconder sus millones».

Afirmó que hay alternativas a la crisis y que Sinn Féin ya había presentado estas alternativas hace años, entre ellas el desarrollo de estrategias para toda la isla que se han probado con éxito. Ahora, el partido quiere compartir su experiencia de gobierno y se ofrece como socio al laborismo irlandés para formar un gobierno de oposición a los dos partidos hasta ahora mayoritarios en el Parlamento, ambos conservadores. Una coalición que debería ser integrada y dirigida por la sociedad civil irlandesa.

El líder republicano también consideró «un insulto» que el Gobierno irlandés vaya a presentar el mismo documento rechazado por los irlandeses hace menos de un año a un nuevo referéndum y advirtió a los votantes contra los argumentos que quieren vincular la crisis económica con el rechazo del tratado.

Antes de finalizar su intervención, expresó su solidaridad con el pueblo palestino, con Sudáfrica, Euskal Herria y con el pueblo cubano en el 50 aniversario de su revolución.

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Los republicanos consideran que la solución a la fuerte crisis que azota Irlanda es una economía común para toda la isla, porque mantener dos administraciones y dos sistemas monetarios no tiene sentido.

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