Eduardo Renobales historiador
Areces, sangre terrorista en la memoria histórica
El descarnado relato de uno de los capítulos más sangrientos que vivió el batallón Eusko Indarra, el que se desarrolló en el pueblo asturiano de Areces y en el que murieron decenas de gudaris, sirve al autor para reivindicar a EAE-ANV como una formación política histórica ilegalizada por el PSOE como castigo por su defensa a ultranza de la democracia.
Llevamos un tiempo en el cual se ha desarrollado un encendido interés por recuperar la denominada Memoria Histórica fruto de la labor desinteresada de muchos historiadores, investigadores y gente corriente, en numerosos casos afectados directamente por el trauma vivido en el Estado español desde las décadas treinta y cuarenta del siglo XX hasta nuestros días.
La Memoria Histórica es resultado de la represión generada por los vencedores de una guerra injusta, ilegítima, ilegal y facciosa. Han tenido que pasar décadas desde la desaparición física del dictador, para que la sociedad española (y en algunos casos, también la vasca) haya sido capaz de enfrentarse abiertamente a fantasmas del pasado que generaron horror, miedo e indefensión moral, legal y judicial, por lo que se vivió durante décadas dentro de una sociedad silenciosa, o silenciada, que no veía el momento de atisbar siquiera un mínimo rayo de esperanza.
Estos últimos años van ocurriendo una sucesión de aniversarios y conmemoraciones de todo lo ocurrido, especialmente durante la República y la guerra, que son tomados como momentos de reparación y recuperación. Porque conviene recordar que aquellos que sufrieron la represión, lo pagaron por ser personas comprometidas con la democracia, la libertad y la justicia social, aguantando el oprobio y la fijación de amplias capas sociales que se creían mejores moral y éticamente porque contaban con valedores tan poderosos como la jerarquía eclesiástica católica. Demasiada gente humilde, comprometida o solidaria pagó con represión, cárcel o vida su condición. Y encima tuvieron que soportar el expolio patrimonial, el sambenito de ser cuasi no-personas, además del escarnio público y el aceite de ricino.
Podríamos pensar que todo esto es cosa del pasado, pero estaríamos profundamente equivocados. Que todavía hoy sigamos conmemorando determinados hechos en la más absoluta orfandad mediática e institucional, nos lo muestra palpablemente. Quedan ideas que sufrieron persecución en aquel momento y que hoy se han ilegalizado. Tenemos el caso paradigmático de EAE-ANV.
En febrero de 1937, el alto mando militar de la república presiona al lehendakari Agirre para que se implique en una ofensiva contra la ciudad de Oviedo que resistía el cerco del Ejército popular. Una aventura que nadie ve con buenos ojos, ni siquiera aquel que es nombrado para dirigirla, el comandante Saseta.
Entre el 21 y el 24 se produce el enfrentamiento más duro entre el cuerpo expedicionario vasco y los facciosos franquistas apoyados por compañías moras de Tetuán. Se dice que se echó a suertes quién pasaba en primer lugar el río Nalón en barcazas, ya que los ingenieros republicanos habían sido incapaces de levantar un pontón sólido. Se dice que se echó a suertes, pero parece que no es verdad. Saseta pidió que intentaran consolidar una cabeza de puente al batallón Eusko Indarra directamente porque confiaba en ellos absolutamente. Y allí se embarcaron los gudaris ekintzales al mando de Ramón Laniella sufriendo una verdadera escabechina al estar desprotegidos frente a las posiciones franquistas.
Aún así, lograron alcanzar el pueblo de Areces apoyados por el batallón jelkide Amaiur, aunque todos tuvieron que replegarse en pocas horas al ser imposible mantener la posición ante el contraataque rebelde. Se producía de este modo lo que más se temía: una retirada desordenada. Para evitarlo, Saseta actuó como siempre lo había hecho, acudiendo a primera línea para organizar el repliegue. Allí murió junto a decenas de gudaris y allí quedaron sus cuerpos para ser maltratados por lo vencedores, que los remataron, despojaron de ropas, enseres personales y cuanto portaban encima. El comandante en una fosa al lado de un camino y el resto en una landa de hierba: el Pradón de los vascos.
Todos tenemos asumida la percepción societaria de que cuando alguien incumple la ley, debe dar cuentas por ello. Lo que no es tan explicable es que haya organizaciones políticas, periódicos, radios, asociaciones culturales o solidarias que delincan. No hallo artículo alguno del Código Jurídico que me lo explique. Confiamos en el que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo dicte una resolución al respecto que nos aclare estos tecnicismos legales a aquéllos que somos legos en la materia. Si alguna persona incumple la ley, será esa persona la que responsable, no la organización o medio en el que milite, colabore o trabaje. Ningún partido ha sido nunca ilegalizado porque sus cargos públicos roben o prevariquen, y casos sobran para mencionar. Ni siquiera el GAL afectó al PSOE.
¿Qué dirían los cientos de gudaris muertos de EAE-ANV si hoy supieran que son parte de una organización inscrita el la lista de grupos terroristas de Europa a instancias del PSOE? EAE-ANV es una formación histórica avalada por su trayectoria. Legal durante la República, con cargos electos, coaligada con partidos republicanos, y el mismo socialista, en primera fila en la defensa de la legalidad y la democracia desde el mismo 18 de Julio, integrante del Frente Popular que gobernaba elegido democráticamente el estado español, miembro del Gobierno vasco durante sus 40 años de gestión, de la resistencia antifascista y con un ministro en propio gabinete español. Legal sin trabas tras la muerte de Franco. Este partido hoy es ilegal.
La sangre derramada en el Areces, Albertia, Artxanda y tantas trincheras no sirve para nada. La necesidad actual del socialismo español es prioritaria. ¿Qué pensaría toda esta gente? Tellagorri, Areitioaurtena (embajador en Turquía de la República), el ministro Tomás Bilbao, los masacrados en un parapeto junto a Legutio, los casi seiscientos caídos en los frentes (era tal el desorden y la carencia de medios materiales en las filas republicanas que, durante la ofensiva en Asturias un gudari del Eusko Indarra escribía a Tomás Mitxelena del Comité Nacional ekintzale: «Ya os podíais haber pensado mejor al meternos en este fregado. Estamos faltos de todo tipo se suministros, munición, calados hasta los huesos, rotos físicamente por el esfuerzo continuo, sin comer caliente, a veces sin ni siquiera comer, y con una presencia permanente en primera línea que estamos pensado ya si esta dichosa guerra se ha declarado únicamente para exterminarnos a nosotros).
No sé si es necesario explicar que el Eusko Indarra era un batallón de EAE-ANV. Hoy el compromiso solidario, la sangre y la vida de todos estos gudaris, su memoria histórica es ilegal. No lo sabían, pero formaban parte de una organización que era llamada a ser terrorista en la lucha contra el Mal declarada por el insigne demócrata Bush.
No lo comprendo. Pero no me siento solo. Tampoco lo debieron comprender Alcalá Zamora, Manuel Azaña o los socialistas Indalecio Prieto y Largo Caballero. La ignorancia al lado de tan insignes personajes españoles es más llevadera.