Cuando uno se levanta un poco deprimido, se pinta el ojillo, hace abluciones mentoladas y sale a la calle como si no pasara nada. Especialmente si se dibujan síntomas cuaresmales y parece que la primavera empieza a sacar sus rayitos de sol. Por eso, puesto en valor el último noticiario, masticadas las noticias de la radio, exprimidas las tertulias bicéfalas, pasa uno con solvencia por la balanza del peso ideal e inmediatamente se hace el análisis en el comprensiómetro. Mira uno la lectura y comprueba que está muy comprensivo, y mira los hechos con toda las agallas ampliadas para que tengan cabida todo aquello que siendo lo mismo, sucede otro día, y como tienes baja las tasa de comprensión te vuelven un intolerante y pides condenas, aparecen todos diciendo palabras vacías y se quedan tan comprensivamente comprendidos.

A tope de comprensión ando hoy y por eso comprendo a los que comprenden, aunque ellos no comprendan que al comprender se vuelven tan comprensivos que lo que hacen es apoyar al incomprensivo e intolerante de tal manera que les pueden aplicar la ley por no condenar. Los comprensivos de hoy entienden que alguien puede coger una maza y romper un inmueble público, simplemente por un ataque de ira, porque el iracundo es de los suyos. Yo también comprendo los ataques de ira. Hay días que quemaría todas las salas donde se celebran consejos de administración de todos los bancos y cajas de ahorros. Es mi ira reprimida, la que nadie comprendería. Ahora, si lo hago en la dirección correcta, según los nuevos comprensivos, no sería un pirómano antisistema, sino un ciudadano cabreado. El colmo de la comprensión

Estoy con la analítica de comprensión tan alta que hasta comprendo al padre de Marta del Castillo y sus peticiones reaccionarias. Pero ni teniendo todos los asteriscos en alerta soy capaz de comprender que un presidente de ningún gobierno de ninguna parte del mundo lo reciba por el simple hecho de ser un padre doliente. Será una bonita foto, unos segundos en los noticiarios televisivos, una estrategia, pero políticamente es una renuncia y un antecedente. Tengo que seguir tomando mis pastillas para la comprensión.