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Raimundo Fitero

Las diferencias

Aparentemente, algunos de los personajes de «Muchachada Nui» en La 2 y de José Mota en la primera estatal son de la misma familia, hunden sus raíces en los mismos conceptos, pero una vez pasan treinta y tres segundos, a poco que uno se fije con atención, aparecen las diferencias de una manera abierta y meridiana. Sí, está claro que llevan boina, que hablan con deje aldeano, cazurro y prejuicioso, que representan un mundo rupestre, rural, estancado en sus costumbres generacionales que cohabita todavía con los jóvenes más adentrados en la globalización, pero los que proponen los de «Muchachada Nui» no son una simple parodia, una copia aderezada para buscar una risa sentimental y de escarnio contra el supuestamente más débil, sino que engarzan con algunos personajes creados por Ítalo Calvino, mientras José Mota no ha superado a Paco Martínez Soria y se ha estancado con las parodias de las parodias de Fernando Esteso.

Hay muchas más diferencias, la mayoría de ellas estéticas, lo que nos lleva a encontrar las distancias ideológicas entre ambos programas. Y otra diferencia que puede ser fundamental para el programador, a uno, Mota, lo ha colocado en horario de máxima audiencia en la noche del viernes en la primera y obtiene unos resultados de liderazgo, mientras a los otros, los ha colocado entre semana en horario más difícil en La 2, y se defienden como gato panza arriba, estando por encima de la media de la cadena, pero a distancia, en términos absolutos, de Mota.

José Mota llega a ese público más conservador televisivamente al que está nutriendo con productos banales la primera estatal y le está proporcionando el liderazgo de audiencias en los últimos meses, mientras que los muchachos albaceteños están consiguiendo un programa que podríamos llamar de culto, aunque sus audiencias, en términos relativos y con todos los condicionantes citados, puede considerarse como más que satisfactoria. Y, lo más importante, trabajan en un registro humorístico de fricción, lo obvio se transforma en sublime y juegan con los lenguajes audiovisuales. Están muy bien donde están, trabajando en libertad y marcando las diferencias.

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