Egipto bloquea la caravana solidaria que salió de Londres
El Gobierno egipcio impidió ayer el paso de la caravana Viva Palestina, que partió de Inglaterra a mediados de febrero con el objetivo de entregar ayuda humanitaria a Gaza, además de denunciar la agresión sionista que provocó más de 1.300 muertos y el criminal bloqueo que padece este territorio palestino.
GARA
El convoy de Viva Palestina llegó a la ciudad egipcia de Al-Arish, en la península del Sinaí, ayer por la mañana, con el objetivo de seguir avanzando hacia el paso de Rafah y llegar a Gaza
Era la culminación de un viaje que comenzó hace 24 días en Inglaterra y que tras recorrer el Estado francés, Euskal Herria -realizó una parada en Donostia-, Castilla, Andalucía, Marruecos, Argelia -por primera vez desde hace muchos años se abrió la frontera entre Marruecos y Argelia para permitir el paso de esta caravana solidaria-, Túnez, Libia y Egipto, estaba a punto de cumplir su objetivo tras un largo viaje de más de 10.000 kilómetros.
En todos estos países, la caravana Viva Palestina ha recibido el apoyo de la población y de las instituciones, que se han sumado a la denuncia de la situación que padece la población civil de Gaza, que, debido al bloqueo, carece de los bienes de consumo básicos.
Esa situación se produjo también en Egipto, donde el Gobierno de Hosni Mubarak mandó a la Policía a escoltar a los vehículos de la caravana y les prometió su ayuda para llegar a Gaza. La población, por su parte, al igual que en otros puntos del recorrido, salió a los arcenes de la carretera para saludar a los integrantes de la caravana.
El apoyo fue tal que el diputado británico George Galloway, del grupo izquierdista Respect, y que participa en esta caravana solidaria, agradeció la colaboración del Gobierno egipcio.
Pero la llegada al paso de Rafah supuso toparse de frente con la realidad. Los guardias de frontera egipcios ponían trabas y trabas a los integrantes de la caravana solidaria y les impedían el paso a Palestina. Galloway encabezó una caravana formada por unos 40 vehículos, de los que doce eran camiones cargados de material humanitaria. No pasaron más allá del primer control de la terminal egipcia de Rafah.
Tres horas después, Galloway se veía obligado a regresar. No pudo hacer declaraciones, pero se le veía muy molesto. Era evidente que el Gobierno egipcio no había cumplido su palabra. Gaza, ayer, seguía siendo una gran cárcel. A cielo abierto, pero cerrada a cal y canto.
Unos 500 efectivos antidisturbios de la Policía egipcia rodearon a unos 80 camiones llegados desde Londres en Al-Arish, a 40 kilómetros de Rafah. Pasadas las 23.30 [22.30 en Euskal Herria] obligaron a los conductores, musulmanes británicos en su mayoría, a descargar los camiones con el argumento de que serán los propios egipcios quienes se encarguen de distribuir la ayuda.