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El Real Madrid llega a San Mamés

Sin duelo entre capitanes

Joseba Etxeberria seguirá el clásico liguero desde la grada, mientras Raúl comanda a sus compañeros sobre el césped.

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Amaia U. LASAGABASTER | BILBO

San Mamés acoge el duelo entre dos de los grandes clásicos de la Liga. Athletic y Real Madrid, salvando las distancias, comparten una larga historia, repleta de hitos, buenos y malos momentos, títulos, récords y, por supuesto, mitos. Algunos de ellos todavía con muchas ganas de dar que hablar, aunque hoy no vayan a verse las caras.

Porque dentro de todas las historias que encierra un partido como de el esta noche, faltará una de las clásicas, el duelo entre capitanes. Raúl podrá comandar a su equipo sobre el césped, pero Joseba Etxeberria tendrá que animar al suyo desde la grada, después de que Joaquín Caparrós le dejase ayer fuera de la convocatoria.

Se echarán de menos después de tantos años repitiendo el ritual de la moneda, en dos carreras con muchas similitudes que, probablemente, se encuentran ahora en su momento de mayor divergencia, con la pérdida de protagonismo del elgoibartarra en los últimos tiempos.

Las coincidencias entre Etxeberria y Raúl arrancan en el mismo año de su nacimiento, 1977. En junio el madrileño y tres meses después el guipuzcoano. Ninguno de los dos tardó en destacar con el balón en los pies aunque, en ambos casos, empezaron a hacerlo en la cantera de un equipo para acabar triunfando en el eterno rival. Raúl se curtió en las categorías inferiores del Atlético de Madrid para, con 15 años y tras la restructuración de la cantera colchonera, fichar por el Real Madrid. Sólo necesitó dos años más para debutar con el primer equipo, de la mano de Jorge Valdano. Tenía 17 años, 4 meses y 2 días. Una semana después, se estrenaba como goleador en Primera.

Joseba Etxeberria invirtió el orden. Debutó en la máxima categoría con 17 años, 4 meses y 24 días. Lo hizo con la Real y fue medio año después cuando fichó por el Athletic, que tuvo que pagar 550 millones de pesetas por él, todo un récord por aquellos tiempos.

Por aquel entonces ambos transitaban ya el camino que lleva de promesa a estrella. En buena medida por su papel con la selección española, en esa primavera de 1995, en el mundial sub20 de Qatar, que concluyó con el elgoibartarra como máximo goleador.

Ninguno de los dos tardó demasiado en asentarse en su equipo, de los que ya no se moverían, hasta convertirse en dos figuras imprescindibles en la historia reciente de Athletic y Real Madrid. Les diferencia, evidentemente, el palmarés. También, aunque algo menos, las marcas personales en sus respectivos clubes -los números del elgoibartarra son espectaculares, pero Raúl ha batido absolutamente todos los récords en la entidad merengue-. Pero comparten sin ninguna duda una trayectoria marcada por la calidad, la competitividad y el amor por los colores.

No hay mejor ejemplo, a este último respecto, que la decisión adoptada el pasado otoño por Joseba Etxeberria, cuando renovó hasta 2010, renunciando a cobrar su último año de contrato. Al menos un año más -aunque con ficha- portará el brazalete Raúl, que podrá seguir mientras el cuerpo aguante gracias a su contrato vitalicio.

También entonces, como sucederá esta noche, buscará sin encontrar por San Mamés, el 17 con el que tantas veces se ha cruzado.

Mismo once y parecida motivación, falta el resultado

Athletic-Sevilla y Liverpool-Real Madrid. Son los dos referentes a los que se aferra el Athletic para el encuentro de esta noche. Por actitud y, claro está, por resultado.

Joaquín Caparrós, para empezar, repetirá el once que noqueó a los hispalenses, certificando la clasificación del Athletic para la final de Copa. Es decir, regresan Aitor Ocio y David López, ya recuperados tras perderse el choque del Nou Camp, y Toquero, en detrimento de Gurpegi, Susaeta y Gabilondo. A la convocatoria -de la que se caen Garmendia, Muñoz y Joseba Etxeberria- retorna el igualmente recuperado Ion Vélez.

No será tan fácil repetir motivación, aunque con un rival como el Real Madrid enfrente, tampoco andará demasiado lejos la actitud del equipo -ni de la grada- de la que mostró frente al Sevilla. Joaquín Caparrós, además, no se ha cansado de repetir, para fortalecer ese plano psicológico, en la importancia de que la Copa deje paso de una vez a las necesidades ligueras. Y parece que lo ha conseguido. Al menos ayer aseguró que «palpa» en el equipo «que estamos necesitados de puntos, al margen del rival. Palpo también que se ha desconectado de la Copa».

Imprescindible, porque los suyos deben salir al «mil por mil» ante un Real Madrid que arde en deseos de olvidar su humillación europea. Aunque Caparrós cree que «no le va a afectar en nada» por la «condición mental» de los merengues. «Un futbolista débil no tendría sitio en un equipo como el Real Madrid». A.U.L.

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