Maite SOROA | msoroa@gara.net
De fotos y vallas
Han impuesto el apartheid político más vergonzante en Europa desde los tiempos de Hitler, Mussolini y Franco y, necesitados de humo para ocultar el despropósito, recurren a la manipulación del lenguaje.
En Arrasate, como en el resto de la geografía vasca, se muestran las fotografías de los vecinos de la localidad sometidos a la condición de presos políticos y, como si quisieran conjurar la granizada borrando el mapa del tiempo en televisión, han decidido retirar los retratos a punta de fusil. Como si así fueran a erradicar las muestras de solidaridad con los presos. Es infantil, ya lo sé, pero son así. Qué le vamos a hacer.
En «La Razón» se felicitaban: «La Ertzaintza retira por orden fiscal el `muro de la vergüenza' de Mondragón». Y más: «ETA se cae de la verja y deja un espacio de libertad en Mondragón», o «La Fiscalía de la Audiencia Nacional actuó para acabar con el oprobio».
También el editorialista de «El Correo Español» se hacía eco de la proeza de la Ertzaintza y el fiscal: «La retirada de las fotografías de presos de ETA que colgaban de una verja en Mondragón suprime una ignominiosa exhibición pública de apoyo a la violencia que no por recurrente dejaba de ser intolerable». El problema que tienen es que, sea público o no, los prisioneros políticos vascos tienen el apoyo de una buena parte de la población. Querer borrarlo quemando fotos es patético. ¿Será que creen en el vudú?
Y en «El País» explicaban la cuestión en términos casi bélicos: «Los etarras pierden su muro».
Los de «Abc» denunciaban, sin embargo, «la incoherencia» del PSE «en sendos episodios que demuestran hasta qué punto los matices en la lucha contra ETA no hacen sino fortalecer a los terroristas y debilitar a los demócratas», porque si en Arrasate embistieron con fuerza, en Hernani «los socialistas avalaron sorprendentemente varios puntos de una iniciativa municipal de la alcaldesa de ANV en apoyo a los derechos de un etarra detenido». O sea, que no tiene derechos...
Pero el alborozo se manifestaba en toda su ridiculez en «El Mundo», donde se atribuían buena parte de la gesta: «La Ertzaintza desmonta la `valla de la vergüenza' tras la denuncia de El Mundo». Da la impresión de que se sienten como el coronel Moscardó tras la «liberación» del Alcázar de Toledo.