Sos Racismo pide mayor formación para los educadores que trabajan con menores inmigrantes
GARA |
El miembro de SOS Racismo Peio Aierbe reclamó ayer mayor formación y apoyo para los educadores que tratan con los menores extranjeros no acompañados de Gipuzkoa, ya que «no pocos» recursos de atención a estos jóvenes «no funcionan bien».
Aierbe participó en el VII Seminario de Educación con Inmigrantes, organizado por la UPV-EHU, donde defendió que, pese a que a su juicio las leyes son «bastante garantistas» y existen decretos que definen claramente cómo prestar la atención a los menores inmigrantes, no siempre se cumplen y, aunque algunos recursos «funcionan francamente bien», otros no están respondiendo a su cometido.
Los problemas de algunos centros se derivan, según valoró Aierbe, de la subcontratación de su gestión, que propicia una situación de «extrema debilidad de los equipos educativos».
«Para afrontar estos trabajos -indicó a este respecto- hacen falta equipos educativos que vayan adquiriendo una formación y experiencia adecuada». Denunció que en muchos casos los educadores no disponen de la formación precisa.
En su opinión, estos menores necesitan una atención «personalizada», de modo que los que presentan conductas problemáticas «no sean condenados por no aprovechar los recursos», sino que deben ponerse los medios para intervenir, al igual que se hace con los menores autóctonos que tienen este tipo de comportamientos, «que son muchos más y no generan esta alarma social».
El representante de SOS Racismo se refirió, asimismo, a las apreciaciones incluidas en la memoria de la Fiscalía de Gipuzkoa, que ha constatado un importante incremento de los delitos cometidos por menores de origen magrebí, y explicó que, aunque no cuestiona esos datos, debe tenerse en cuenta «lo terrible que es» que la inmensa mayoría de esos chavales sientan siempre miradas de sospecha y sean rechazados por la sociedad.
Aierbe alertó de que, ante problemas que se generan en muchas ocasiones «por el funcionamiento deficitario» de los servicios de acogida, la sociedad reacciona con conductas «de exclusión», e incluso «xenófobas».
Tras su intervención, dos educadores presentes entre el público relataron sus propias «experiencias de amenazas, insultos y agresiones» con estos menores y reprocharon al ponente que se hubiera centrado en los derechos de los inmigrantes obviando las dificultades que generan.
En sentido contrario, personal de los centros de Idiazabal y Zaldibia expusieron que la conflictividad es ocasional y que los programas educativos funcionan y son efectivos con este tipo de menores.