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Desde que se rompió con ellos, los trencillas han estado más acertados

Izco pone fin a una decisión que ha dado buenos frutos

El presidente rojillo envía una carta a Sánchez Arminio para normalizar relaciones con el estamento arbitral.

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Natxo MATXIN | IRUÑEA

Casi dos meses de divorcio con el estamento arbitral han servido para demostrar que la decisión adoptada por el club, además de plenamente justificada, ha tenido el efecto perseguido. Desde que Pérez Burrull zarandeara a los rojillos en el Bernabéu, los arbitrajes -no exentos de errores- han sido mucho más acordes a la realidad e incluso favorables, todo hay que decirlo, en algunos partidos.

La nueva situación ha coincidido con la mayor cosecha de puntos del equipo en la presente temporada -12 en seis encuentros-, en un inicio de segunda vuelta cuyo rendimiento sólo es equiparable al de los conjuntos cabeceros de la tabla, cortocircuitado en la última jornada por el triunfo del Sporting.

Durante todo este tiempo en el que ha durado la ruptura con los colegiados, Osasuna ha disfrutado de la posibilidad de dos penaltis -uno fallado y otro transformado- y se ha visto «afectado» por decisiones arbitrales favorables y erróneas a partes iguales, lo cual resulta mucho más ajustado a lo normal y no a lo vivido la pasada temporada y en la primera vuelta de la presente.

De hecho, el propio presidente rojillo, Pachi Izco, reconoció ayer en la misiva que envió al máximo responsable del Comité Técnico Nacional de Árbitros de Fútbol, Victoriano Sánchez Arminio, con la intención de restablecer la normalidad con los trencillas, que había dado ese primer paso al considerar que las causas por las que se produjo la ruptura habían dejado de producirse.

Aciertos y errores por igual

Ese citado variopinto bagaje de dictámenes arbitrales se ha manifestado en los diversos envites disputados en las últimas jornadas. Así, frente al Mallorca, los navarros se vieron «favorecidos» por dos expulsiones del rival, aunque ambas justas, o las posibles penas máximas que cometieron Miguel Flaño en Riazor y Monreal en Santander, las cuales quedaron sin sanción.

El último choque contra el Sporting fue demostrativo del nuevo talante arbitral. Es cierto que Medina Cantalejo debió expulsar a Barral en la jugada del penalti -como se hizo con Plasil en la primera vuelta-, pero no lo es menos que este mismo jugador anotó un gol legal, que fue anulado por un más que dudoso empujón a Cruchaga.

Habrá quién verá la botella medio llena o medio vacía, pero lo que sí es verdad es que después de lo acontecido en el Bernabéu, existe más respeto arbitral hacia Osasuna.

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