Con el equinoccio de primavera hacemos hoy un cambio de estación. Atrás queda el invierno, llega la época de la luz y del verdor. Siempre mantenidas dentro de un cierto rango, las condiciones climáticas que rigen nuestras vidas y actividades van a cambiar

Si la primavera es «normal» serán frecuentes las lluvias, mayor la cantidad de radiación solar, las tierras comenzarán a calentarse y el mar continuará con su inercia térmica natural. Y estará presente la característica más importante de esta estación: la inestabilidad.

Hoy sabemos que la causa de estos cambios está en la inclinación del eje de la Tierra, aunque hubo un tiempo en que la explicación a estos misterios se buscó en el mundo de los mitos. Sólo hay que volver la vista hacia la antigua Grecia para encontrar leyendas como aquella en la que una eterna primavera cubría Europa...

Y hallamos a Perséfone, virgen de la primavera, con su madre Démeter, diosa del trigo, y su padre Zeus, señor del cielo. Un día en que la joven está observando un narciso es capturada por Hades, el señor del mundo subterráneo. Prendado de la joven, conseguirá casarse con ella y hacerle probar el fruto de los infiernos.

Nueve días y nueve noches peregrinará la madre sin llegar a encontrarla. Para entonces, la tierra habrá quedado desolada. Al décimo día el sol, que todo lo ve, le cuenta lo ocurrido. Pero, para cuando da con su hija ya es demasiado tarde. Zeus, preocupado, decide intervenir y logra un acuerdo. La joven vivirá una parte del año con su esposo y la otra, con su madre. Démeter, satisfecha, regresa al Olimpo. En adelante, cada vez que Perséfone vuelva con ella, llegarán la primavera y la renovación de la vida.