Las imágenes difundidas por televisión e internet de las cargas contra los estudiantes en Barcelona forzaron ayer al conseller catalán de Interior, Joan Saura, a comparecer públicamente para valorar la actuación de los Mossos d'Esquadra. La víspera había pasado la responsabilidad al director general de la Policía, Rafael Olmos, quién aseguró que la actuación había sido «proporcionada». Pero por la noche las cosas se le complicaron a Saura, pues hasta 30 reporteros gráficos y periodistas fueron golpeados duramente por los Mossos en la manifestación estudiantil, y la presión de los medios le obligó a Saura a posicionarse públicamente.

Para el conseller, los agentes actuaron «correctamente en muchos aspectos», pero admitió que «ha habido errores que han facilitado una situación final» que no le gustó. Y aseguró que habrá una investigación interna sobre lo sucedido.

Para ICV (el partido de Saura), una de las formaciones políticas que más criticó las cargas policiales contra estudiantes en tiempos de Julia García-Valdecasas (delegada del Gobierno español de José María Aznar en Catalunya), no es nada cómodo tener que justificar actuaciones policiales como las del miércoles. Y aún le es más difícil a su socio, EUiA (federación catalana de IU), sobre todo cuando entre los más de 50 heridos con que se saldaron las cargas figuraba un miembro de su dirección.

Así que los porrazos del miércoles no golpearon sólo a los manifestantes, también han sacudido la estabilidad del Govern tripartito, ya que mientras al PSC, que guarda silencio, no le sería demasiado incómodo defender la actuación policial, a sus socios les es más difícil justificarla. No sorprende, pues, que ayer jueves ERC criticara las cargas por desproporcionadas y que EUiA aún fuera más lejos y pidiera el cese de los responsables de la brutalidad policial.

En una nota de prensa difundida por la tarde, ERC lamentó «los incidentes ocurridos» y expresó su solidaridad con «las personas que hayan podido ser víctimas de los disturbios». El comunicado añadía que «lamentablemente, al final, una minoría ha terminado siendo más protagonista por hechos realmente lamentables». Pero si bien son críticos con la actuación policial, los republicanos mostraron todo el apoyo a Josep Huguet, conseller de Universitats por su partido, y a la aplicación del plan Bolonia.

CiU y PP no han dejado pasar la ocasión y se han apuntado a las críticas contra Saura, aunque matizadas, lógicamente. Apoyan el desalojo en la Universitat de Barcelona que desencadenó la represión policial, pero consideran que hay que abrir una investigación sobre las cargas posteriores que hirieron a periodis- tas y a ciudadanos de todas las edades (incluido un niño de diez años). La actitud del partido de la derecha catalana y del PP debería entenderse, sobre todo, dentro de la lógica de desgaste contra Joan Saura. Hace meses que cualquier hecho relacionado con la Policía autonómica es criticado por estas formaciones y sus medios afines.

Mientras tanto, los estudiantes no aflojan el pulso y ayer ocupaban otra facultad en la UPF, que se une a las ocupaciones que continúan en otros cinco centros universitarios de los Països Catalans para impedir la aplicación del plan Bolonia.