Futbolistas de mucho peso, de Willian Foulke a Ronaldo
Ha vuelto Ronaldo, con el gatillo a punto y también aún unos kilos de más. Vuelve «el gordo», despectivo apelativo que se ha ganado y por el que fue nominado el año pasado por «The Sun» como el futbolista más obeso. Pero como él, ha habido muchos en la historia del fútbol mundial.
Ya desde pequeños, aquellos niños con tendencia a engordar han padecido su mala suerte en los partidillos entre amigos: bromas, espera a la hora de ser elegidos para uno de los dos equipos o un lugar asegurado como porteros... las opciones para los menos atléticos nunca fueron demasiadas. Sin embargo, a lo largo de la historia, el fútbol súper profesional se ha encargado de redimir a aquellos con tanta pasión por el balón... como por la comida. A continuación, FIFA.com hace justicia y rememora sus casos.
Para empezar, deberíamos mencionar al encargado de iniciar esta dinastía: el inglés William Foulke, más conocido como Fatty (gordito), quien no tuvo problemas para ser el arquero de equipos como Sheffield United y el Chelsea... ¡con 150 kilos! Y si bien es cierto que ese peso le habría llegado a fines de su carrera, también lo es que, aburrido, se colgó del travesaño durante un partido y lo quebró. No podemos asegurar que la canción de los aficionados ``Who ate all the pies?'' (``¿Quién comió todos los pasteles?'') haya estado inspirada en él, pero su palmarés con 2 copas FA incluidas dejan en claro sus aptitudes como portero.
Los ingleses se jactan de ser los inventores del fútbol pero, por lo visto, también del buen comer. Micky Quinn no sólo ganó su reputación perforando redes para Portsmouth, Newcastle y Coventry City en las décadas del 80 y 90, sino que recibió el apodo de Sumo gracias a sus atributos físicos. ``Es gordo, es redondo, ¡vale un millón de libras!'', cantaba la afición. Y no es para menos: Quinn se burlaba de las bromas con goles e ingenio, como cuando se comió un trozo de pastel arrojado desde las gradas.
La misma actitud tuvo el gran Paul Gascoigne, reconocido tanto por su maravillosa técnica como por su amor a las barras de chocolate. Sin embargo, Gazza no sólo le dio un par de mordiscos al `regalo' de un aficionado contrario en 1988, sino que se guardó un poco en los pantalones para comerlo más tarde. «Cuando bajaba un par de kilos, Gazza perdía potencia. No podía sacarse de encima a los rivales de la misma manera», reconocía otro futbolista con tendencia a engordar, Neil Ruddock, quien bromea al recordar una situación en la que él mismo no pudo ponerse ni los pantalones: «¡El dueño anterior tenía una cintura como la de Kylie Minogue!».
La venganza será terrible
«¿Quién? Ese gordito no puede marcarme un solo gol». La desafortunada frase salió de la boca del legendario arquero argentino Hugo Gatti, ídolo de Boca Juniors y delgado como una antena, en la previa al choque con Argentinos Juniors en 1980. ¿El destinatario de sus dardos? Un tal Diego Maradona, prometedor número 10 del equipo de La Paternal. Pelusa le contestó en la cancha al domingo siguiente, cuando le anotó 4 goles en el estadio de Vélez Sarsfield para la humillante victoria 5-2 sobre los Xeneizes.
Otra venganza protagonizó el legendario húngaro Ferenc Puskas, quien fue objeto de burlas entre algunos futbolistas ingleses en los ejercicios de calentamiento previo a un amistoso disputado en 1953. Nunca se supo quiénes fueron exactamente los que pronunciaron algunos chistes al respecto de su silueta, pero sí que terminaron lamentándose ante la maravillosa exhibición de Puskas, quien anotó dos goles y brindó una asistencia para la inapelable goleada húngara 6-3 en el mítico estadio Wembley.
Y hubo otros casos más resonantes: algunos se atrevieron a dudar de los atributos de Ronaldo antes de la Copa Mundial de la FIFA Alemania 2006. Sí, la misma en el que se convirtió nada menos que en el máximo artillero en la historia de la competencia...
¿Dijimos Ronaldo? ¡Qué contar entonces de Gronaldo! El juego de palabras en francés fue inventado para el galo Jean-Claude Darcheville, quien pese a diferenciarse de aquellos futbolistas musculosos, ha marcado más de 100 goles en el fútbol del Estado francés, Inglaterra y Escocia. ¿Podrá hoy salvar al Valenciennes?
«Ocho pizzas por semana»
El argentino Alberto Márcico es una eminencia del fútbol francés. No sólo por sus genialidades dentro del terreno, donde brilló en el Tolouse, sino también en las pizzerías. «Me hace reír cuando recuerdo que me llamaban `el Gordo Beto', ¡pero era cierto! Comía ocho pizzas cada semana. Y, además, tomaba 6 litros de gaseosa por día, aunque tuve que parar porque me salieron cálculos renales», reconoce quien fuera responsable de eliminar al Nápoles de Maradona de la copa UEFA en 1986. Jacky Paillard, compañero suyo por aquel entonces, fue claro al explicar las virtudes del talentoso volante: «Sin sus lesiones, habría sido Maradona. Es cierto que comía mucho y nuestro entrenador quería controlarlo, pero rendía tan bien en la cancha que en su vida podía hacer lo que quisiera».
Otro que no ocultaba su gusto por las comidas es el colombiano Iván René Valenciano. Goleador en su país en tres oportunidades y presente en la Copa Mundial de la FIFA EEUU 1994, el Bombardero sabía hacer gala de su excelente pegada y su particular silueta: «Con diez kilos de más hice 218 goles. No me fue mal, ¿no? Siempre me enloquecieron las pizzas y las hamburguesas, aunque ahora me cuido un poco. De lo contrario, ¡pesaría 200 kilos!».
Pero si de argentinos se trata, imposible obviar el caso actual de Cristian Fabbiani. El Ogro, flamante refuerzo de River Plate, se ríe de quienes mencionan sus actuales 102 kilos a fuerza de lujos y goles. Como dice Mirtha, su madre y cocinera profesional: «Mi hijo no es gordo, siempre fue grandote. ¿Lo quieren poner a dieta? No les conviene, que lo dejen comer y seguirá haciendo goles».
En fin, que Ronaldo, el gordo, ha vuelto, con unos kilos de más sí, pero como dijo su fisiólogo en el Real Madrid, «está fuerte».