CRíTICA cine
«Los abrazos rotos»
Koldo LANDALUZE
Superado el vendaval promocional que hemos padecido y degustado ya el maná de celuloide que el divino manchego regala a las paupérrimas arcas de la cinematografía española, caemos en la evidente realidad de que hemos asistido a un nuevo fiasco perpetrado por un Almodóvar que, una y otra vez, se estrella contra los molinos de viento cada vez que pretende ahondar en el drama con mayúsculas. Tras la magnífica «Volver», Almodóvar ha creído conveniente volver a la carga contra un estilo que nunca cuadra con su discurso y vuelve a tropezar en la misma piedra que se cruzó en su camino cuando rodó aquella infamia petulante titulada «La mala educación».
Ahora, con «Los abrazos rotos», ha dejado a un lado su baúl de recuerdos y ha optado por escudarse en el oficio cinematográfico y en fragmentos de celuloide ajenos que, al parecer, tanto le han marcado a lo largo de su vida. En su conjunto, este filme poco o nada aporta. Maquillado por una puesta en escena que puede servir para que las mujeres bordeen un ataque de nervios, Almodóvar crea una historia microscópica que, a pesar de sus pretensiones, jamás conduce a lugar alguno. La ceguera del guionista que fue director, su relación extraprofesional con una femme fatale de tres al cuarto y un acaudalado hombre de negocios aguijoneado por los males que siempre provocan los celos desmedidos conforman la base sobre la que se sustenta esta partitura incompleta de dolores y anhelos camaleónicos que coquetean con el cine de Hitchcock, Antonioni, Sirk y, cómo no, el del propio Almodóvar, quien, en un ejercicio furibundo de onanismo creativo, se permite colocarse ante el espejo para deleite de sus incondicionales y lo hace mediante un fragmento de película, lo mejor de todo el conjunto, protagonizado por Carmen Machi. Y ya que hablamos de interpretaciones, mejor olvidemos el papel de musa intercambiable que le ha correspondido a una Penélope Cruz que, por mucho que lo desee su mentor, jamás será Audrey Hepburn. Aunque, para colmo de despropósitos, nada peor que la caótica caracterización que padece Rubén Ochandiano.
Dirección y guión: Pedro Almodóvar.
Intérpretes: Penélope Cruz, Lluis Homar, Blanca Portillo, José Luis Gómez, Rubén Ochandiano.
País: E. español, 2009.
Duración: 130 m.