«El descenso de la calidad del semen pone en riesgo la figura del donante»
No es de extrañar que el Ministerio de Sanidad esté preparando un registro de donantes de semen, para conocer a los mejores, algo así como las guías de sementales animales. Y es que se constata que la calidad seminal de los humanos va a peor, y entre ellos, la de los vascos.
Joseba VIVANCO
Alguien dijo que la calidad del semen de los vascos eran mala? Ahí está ``Duplex'', un magnífico ejemplar residente en Derio cuyos espermatozoides le han situado a nivel mundial como el campeón de los sementales, con más de 2.100 hijas repartidas por el mundo. ¡Lástima que sea un toro! Porque si a los humanos nos referimos, parece evidente que el tópico encumbrado por los de ``Vaya semanita'' sobre que «aquí no hay quien folle», lleva algo de razón.
La donación anónima de espermatozoides es un puntal fundamental para muchas parejas con problemas de fertilidad. El Hospital de Gurutzeta fue uno de los pioneros y sigue manteniendo su banco de semen. En los últimos tiempos clínicas privadas como Quirón, en Bilbo, o el Instituto Valenciano de Fertilidad, en la capital vizcaina y también en Donostia, han abierto sus propios bancos. Pero todos se están encontrando con un problema que se veía venir. «El descenso de la calidad del semen pone en riesgo la figura del donante», advierte Carmen Anarte, responsable del Laboratorio de Andrología de la Unidad de Reproducción Asistida de Quirón Bilbo.
Los datos a nivel internacional corroboran este extremo. La OMS, a mediados de los ochenta, consideraba `normal' una concentración de cien millones de espermatozoides por milímetro, cuando hoy día ese listón ha sido rebajado a veinte millones. Un estudio publicado en la revista ``Bristish Medical Journal'', reveló que la cantidad media de espermatozoides ha descendido un 45%.
En el Estado español, se calcula que en 1977 la media de espermatozoides en una eyaculación era de 336 millones; ha pasado a 258 millones en la actualidad. Y en este punto, los vascos estamos a la cola de esa calidad.
La mala calidad de los vascos
En otoño pasado se dio a conocer un estudio avalado por la Asociación Española de Andrología sobre la calidad del semen de jóvenes de distintos puntos de la geografía peninsular. Pues bien, mientras sólo un 8,5 de los gallegos analizados tenían una concentración de espermatozoides inferior a lo marcado por la OMS, en el caso de los vascos era del 18,7%, sólo superados por valencianos y catalanes.
El problema al que se enfrentan los bancos de semen se agudiza con esta cada vez peor calidad, ya que hay que tener en cuenta que no cualquiera puede ser donante, por mucho que anuncios de captación como los que incluye la revista ``Campus'' de la UPV-EHU, anime a más de un universitario, aunque sólo sea por el dinerillo que se saca.
No todos pueden ser donantes
«No todas las muestras de semen son capaces de soportar de idéntica manera la descongelación, así que sólo un porcentaje muy bajo de los varones que aspira a ser donante llega a ser aceptado», explica Carmen Anarte a este respecto.
Tras el análisis de la muestra, el donante debe someterse a un amplio estudio analítico, para descartar la existencia de enfermedades genéticas, hereditarias o congénitas transmisibles. «El semen de los donantes es más seguro que el de la propia pareja. ¿Quién somete a su marido a una analítica semejante antes de tener hijos?», pregunta esta experta.
En tiempos de crisis económica, ganarse 30 ó 40 euros por cada donación semanal, durante casi un año, puede ser una ayudita. Con lo que no se contaba es que la crisis también ha llegado a la calidad del propio semen.
Tener más de 18 y menos de 50 años, aunque lo deseable es por debajo de los 35. Tener buena salud y, sobre todo, buena calidad seminal. Si tiene el visto bueno, una vez por semana durante 7 u 8 meses, acudirá a donar.
¿Qué hay detrás de esa pérdida de calidad del semen humano? Todo indica que la presencia en el medio ambiente de sustancias tóxicas generadas por la acción humana tiene mucho que ver. Los disruptores endocrinos o estrogénicos son sustancias químicas capaces de alterar el equilibrio hormonal, pudiendo provocar diferentes efectos adversos sobre la salud de las personas, animales o de sus descendientes. Según la Unión Europea, más de medio millar de éstos es de uso habitual por la industria, la agricultura o los productos del hogar. De momento, Bruselas ha endurecido los requisitos de los productos químicos de uso agrario y retirará del mercado un total de 22 sustancias que se consideran «muy peligrosas». Hay que recordar que su paso al cuerpo humano se produce desde el propio cordón umbilical.