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Egoi Eder Valdés, el primer piloto navarro dispuesto a completar el exigente mundial de rallyes

A los mandos de un Subaru Impreza STI Grupo N, Egoi Eder Valdés emprendió en Chipre su primer Mundial de Rallyes. Al navarro le han bastado tres años en el automovilismo para dar el salto. Primero fueron las motos, después trabajó de soldador y ahora cumple un sueño.

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Miren SÁENZ

Egoi Eder Valdés es el único piloto vasco en el Campeonato del Mundo de Rallyes. Con 22 años será además el primer navarro en disputar un certamen completo. Incluido en la categoría de Producción WRC, la que coloquialmente se conoce como «la liga de los campeones nacionales», aunque el iruindarra no lo sea, el Mundial abarca otras dos clasificaciones: reina y juniors.

Egoi Valdés junto con el catalán Dani Lucas, un copiloto que le dobla en edad, forman el equipo Navarra Subaru Team. Debutaron a mediados de marzo en Chipre: «País bonito, pero duro», ríe en alusión a los problemas mecánicos sufridos y a la inexperiencia. «Al principio estábamos dolidos. Pero al final como la mala suerte nos dejó correr el domingo, por lo menos conseguimos realizar 200 kilómetros cronometrados en total, que ya es una distancia suficiente para una prueba de esta magnitud. Duro para la mecánica, y para nosotros, con esos tramos tan difíciles y técnicos», recuerda.

Tierra pura y dura, nada que ver con las pruebas de asfalto, que él califica de light. Consiguieron terminar, aunque por dos puestos se quedaron sin puntos -décimos en su categoría, vigesimoquintos en la general- cumpliendo así parte del objetivo. Egoi pretendía atrapar algún punto pero deberá esperar a los pedregosos tramos de Portugal, en donde del 1 al 5 de abril se celebra la próxima cita. En El Algarve, a donde se desplazarán numerosos aficionados en contraste con la soledad de Chipre, ha depositado grandes ilusiones porque cuentan con un kit de frenos de Subaru Japón «de los buenos y va haber una clara mejoría».

Su agenda para este año incluye además las pruebas de Argentina (22-26 de abril), Cerdeña (20-24 mayo), Acrópolis-Grecia (10-14 junio), y Gales (21-25 octubre). Ocho carreras en el calendario de las cuales deben descartar dos. Valdés optó por tachar de su hoja de ruta Noruega y Australia. La primera, ya disputada, porque carecían de tiempo material para acudir y la segunda por la lejanía y por tratarse de la prueba más costosa. También aprovecharán el parón veraniego para probarse en Las Azores y Madeira.

Aficiones de familia

El iruindarra mamó la velocidad desde su más tierna infancia. Alfonso Valdés, su padre, corrió primero en motocross y luego en superbikes y su hijo le acompañaba a las carreras: «Desde que nací he ido entre dos ruedas, entre el equipaje», rememora. A los 16 abandonó las motos y tres años después, en 2006, se subió a un kart. Acababa de atravesar la puerta del automovilismo. En 2007 debutó en la especialidad de montaña proclamándose campeón navarro, en 2008 participó en el Campeonato de España y en 2009 ha dado el salto al Mundial.

«No lo esperaba. Empezamos a hablar con los patrocinadores, la cosa se fue gestando y se ha podido organizar lo que para mí es un sueño. Aquí no hay empresas fuertes como en Barcelona o Catalunya que apuesten por esto. Y encima está el tema de la crisis. Hemos tenido una suerte loca, aunque el año pasado estuvimos todo el año buscando».

Admite que le mueven las sensaciones y aunque se le dispare la adrenalina no siente miedo: «Si lo sintiera mejor colgar el mono y las botas». Ni siquiera el agotamiento posterior a una carrera, consecuencia de los 60 grados que en pruebas como la de Grecia pueden llegar a soportar en la cabina, acrecentados por la ropa inífuga, el mono, el sotocasco, el casco y la tensión de la competición le quitan una pizca de ilusión, aunque sí de peso. En Chipre perdió dos kilos. A fondo, con velocidades medias de 80 kms/h en carreteras enrevesadas o 215 si asomaba una recta, la información del copiloto sobre todo lo que viene encima es fundamental: «Es perro viejo y muy tranquilo», dice de Lucas. Él se reconoce más agresivo. De los que aplican lo de «en una fracción de segundo antes de pensar toca actuar».

Si en el Mundial de Rallyes adoptaran la normativa que pretendían imponer en Fórmula Uno, primando las victorias a los puntos, casi ni se notaría. Los 50 triunfos de Sebastien Loeb lo demuestran: «Ahora mismo es el mejor. Pero a mí me gustan más Ari Vatanen y Kankunen. Los pilotos tenían que entender todo el coche como cualquier otro ingeniero, eran muchos más kilómetros, sin ayuda y con más riesgo. Otros tiempos, más heroicos, primaban cosas como la superación personal, nada que ver con lo de ahora». No todo es gasolina en su vida. También existe la energía solar térmica y fotovoltaica, a cuyo estudio dedica parte de su tiempo.

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