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Raimundo Fitero

Derecho y necesidad

Han considerado las altas instancias del ordenamiento jurídico global que el agua potable no es un derecho de los seres humanos, sino simplemente una necesidad. Estas decisiones tomadas en asambleas multitudinarias, escuchando, se supone, a todas las partes, y después de unas deliberaciones que se sobreentienden son exhaustivas, con profusión de documentación, nos colocan una vez más ante el asombro. Seguramente que si atendiéramos a la letra pequeña, a las explicaciones, podríamos sentirnos partícipes de la misma idea, pero como somos simples consumidores de noticias, peatones de la historia, nos parece que se está jugando con la vida de una gran parte de la Humanidad a base de unas matizaciones semánticas que pueden ser un espléndido juego de parlamentarios pero que no aportan nada más que un tosca propuesta para que todos se puedan lavar las manos ante un problema tan importante.

La falta de agua potable es uno de los grandes problemas humanitarios realmente existentes, es la causa de múltiples enfermedades y muertes, pero según todos los expertos existen recursos hídricos en la tierra suficientes para que todos los que actualmente vivimos sobre ella podamos tener nuestra ración imprescindible de agua potable para la supervivencia. El problema reside en que no está bien repartida ni geográficamente, y mucho menos de manera universal, es decir hay lugares donde existiendo agua, solamente la disfrutan las clases pudientes porque se han dedicado a comerciar y a realizar negocios con el agua.

Por eso el matiz tan preciso, si fuera un derecho, todos los seres humanos reclamarían su sorbo de agua, si simplemente es una necesidad, se puede recurrir al criminal mercado para decir que hay que buscarse la vida, tener recursos económicos para beber. No hace falta apuntarse a los famosos y ya casi inexistentes documentales de La 2, para enterarse de esta situación. No hay noticiario en donde no veamos, aunque sea de refilón, escenas lamentables por la falta de agua potable. En el día a día, en las gasolineras de las autopista es casi más caro un litro de agua embotellada que de gasolina. ¿Es lógico?

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