GARA > Idatzia > Iritzia > Editoriala

La batalla de Kosovo y los ciegos de Lepanto

Hace ahora diez años que a la tragedia del pueblo kosovar se le sumó la generada por los bombardeos de la OTAN sobre Serbia, Montenegro y el mismo Kosovo. Javier Solana daba la orden de comenzar los bombardeos aduciendo graves violaciones de derechos humanos que la propia comunidad internacional había permitido y ocultado hasta ese momento. Sin ir más lejos en los Acuerdos de Dayton, en 1995, cuando la población albanesa de Serbia estaba padeciendo un genocidio y su situación no mereció ni una simple referencia. Rugova lideraba por aquel entonces una lucha pacífica ejemplar y aún no había comenzado la lucha armada que más tarde protagonizaría el UCK. El bombardeo de los Balcanes, del mismo modo que más tarde ocurriría con la ocupación de Irak, sacó a relucir la segunda parte de la frase de Franklin D. Roosevelt que Henry Kissinger hizo célebre, pero que nunca pronunciaron en alto: «Éste ya no es nuestro hijo de puta».

Nadie en aquel momento se hubiese atrevido a afirmar -no tanto como deseo o exigencia sino más bien como pronóstico- que diez años más tarde esos tres territorios serían independientes los unos de los otros. De hecho, el propio Javier Solana hizo todo lo que estuvo en sus manos para que, al menos en el caso de Montenegro, eso no sucediese. A la mitología de la batalla de Kosovo que reivindicaba Milosevic se le sumó así la ceguera de los herederos de Lepanto, que no comprenden que en condiciones de mínima igualdad la voluntad de los pueblos por ser libres no puede ser secuestrada, usurpada o comprada indefinidamente.

Estos días pasados Kosovo ha vuelto a ser noticia por la sorpresiva decisión del Gobierno español de retirar sus tropas de aquel país. En la OTAN y en la Casa Blanca no lo entienden. Y es que la errante política hispana en éste y en el resto de ámbitos no puede ser entendida si no se atiende a su demencial acercamiento al conflicto vasco. Con sus demostraciones de fuerza sólo consiguen hacer aún más patente su gran debilidad.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo