Ainara LERTXUNDI Periodista
¿Ocio en centros de tortura?
El 24 de marzo de 1976, Argentina comenzó a escribir uno de los capítulos más negros de su reciente historia. Las dependencias policiales y militares se convirtieron en centros clandestinos de detención, que se diseminaron por todo el país. De todos, el más mediático y emblemático es la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA 1976-83) en Buenos Aires. Por él pasaron más de 5.000 detenidos-desaparecidos.
Justamente ayer se cumplió un nuevo aniversario del golpe militar. Aquel oscuro periodo ha dejado un sinfín de interrogantes aún por responder. Por ejemplo, qué hacer con esos centros. Muchos siguen abiertos y, por increíble que parezca, en algunos están las mismas caras que en la dictadura.
De momento, la ESMA es el único que parece tener un destino claro. La Marina la desocupó en 2007. A iniciativa del Gobierno Kirchner y de algunos organismos de derechos humanos, acogerá el Archivo Nacional de la Memoria, un instituto internacional de formación de derechos humanos a cargo de la Unesco y actividades lúdicas y culturales como cursos de cocina o pintura. Para quienes pasaron por sus celdas, este nuevo uso es una «forma de desvirtuar y vaciar de contenido» lo acontecido allí. Desde la Asociación de ex Detenidos Desaparecidos, los supervivientes han expresado su rechazo a que aquellas celdas sean oficinas, a que los pasillos por donde llevaban a los detenidos sean un ir y venir de funcionarios, y que los jardines «donde nuestros compañeros fueron masacrados y enterrados» sean lugar de encuentro a la hora del café. Piden que se conserven como «sitios de memoria, pero exclusivamente con ese fin, el de preservar la memoria».
La decisión no es fácil. Un buen comienzo debería ser preguntar a esas mismas personas que lo sufrieron. En Argentina no lo han hecho. Pero tampoco hay que irse tan lejos. En Euskal Herria encontramos aún casos lacerantes como el del fuerte de Ezkaba, que alguien pensó hace unos años en reconvertir en parque tipo Igeldo y hoy se perfila, como mucho, como un futuro «área recreativa natural».