La entrada en el Gobierno de Netanyahu divide a los laboristas
Benjamin Netanyahu consiguió ayer el apoyo de los laboristas para formar Gobierno, por lo que alcanzó -junto a los ultraortodoxos de Shas y los ultraderechistas de Israel Beitenu- la mayoría absoluta en la Knesset (Parlamento). Sin embargo, la decisión de integrarse en un Gobierno tan escorado a la derecha puede traer la inestabilidad al Partido Laborista, donde Ehud Barak tuvo que escuchar ayer duras críticas a su postura.
GARA |
La reunión del Comité Central del Partido Laborista israelí aprobó ayer por un estrecho margen la entrada de la formación en el Gobierno de Benjamin Netanyahu, tal y como reclamó su líder, Ehud Barak, según los resultados dados a conocer por el Canal 10 de televisión.
La moción a favor de la entrada en el Gobierno fue adoptada por 680 votos a favor y 507 en contra durante una reunión extraordinaria celebrada ayer por la tarde en Tel Aviv.
Esta votación permitirá a Netanyahu disponer de una mayoría absoluta de 66 escaños sobre 120 en la Knesset (Parlamento), ya que cuenta con la adhesión de los 27 diputados del derechista Likud, de los quince del ultraderechista Israel Beitenu, de los trece del Partido Laborista y de los once del ultraortodoxo sefardí Shas.
Sin embargo, las tensiones en el seno del Partido Laborista pueden traer la inestabilidad al Gobierno de Netanyahu, ya que siete de los trece parlamentarios de esta formación se habían manifestado en contra de integrarse en el nuevo Ejecutivo.
Barak y Netanyahu habían alcanzado ayer por la mañana un acuerdo para la incorporación de los laboristas al Gobierno, pero estaba condicionado a la ratificación por parte del Comité Central del Partido Laborista.
Equipos de ambos partidos pasaron la noche del lunes al martes negociando los últimos flecos de un pacto que ofrece al laborismo entrar en el Gobierno que presidirá Netanyahu con cinco ministros, dos viceministros y un cargo de presidente de comisión parlamentaria.
«No busco un asiento ministerial», manifestó Barak poco antes de la votación. Mientras recibía los abucheos de varias decenas de jóvenes, exhortó a los miembros del partido a «dejar atrás el radicalismo y votar por la unidad, para que nos convirtamos en la quinta rueda de la oposición». En un discurso interrumpido en varias ocasiones por los silbidos, Barak, que ocupó el cargo de ministro de Defensa en el Gobierno de coalición con Kadima, destacó que «no tenemos otro país. Podéis gritar `oposición' todo lo que queráis pero la mayoría de los votantes laboristas quieren vernos en el Gobierno de Israel».
En las últimas elecciones, el Partido Laborista dio un paso más en su pérdida de peso político en Israel, donde fue la formación determinante en la década de 1970. El fundador del Estado de Israel en 1948, David ben Gurion, pertenecía a esta formación.
Pese a las palabras de Barak, la decisión de formar parte de un Gobierno junto a ultraderechistas y ultraortodoxos puede acelerar aún más el proceso de pérdida de las señas de identidad del laborismo.
El portavoz laborista en la Knesset, Eitan Cabel, contrario a integrarse en el Gobierno, alertó del riesgo de desaparecer como formación. «Aquellos que han apoyado el acuerdo de coalición con el Likud realmente buscan destrozar su propia casa», destacó Cabel.
Una marcha de militantes de ultraderecha israelí en la ciudad palestina de Umm el-Fahm provocó ayer el rechazo de sus habitantes, que se enfrentaron con la Policía israelí.
Los vecinos de Umm el-Fahm, furiosos por la llegada de los ultraderechistas a esta ciudad de Galilea, arrojaron piedras contra los agentes, que respondieron lanzando granadas lacrimógenas y ensordecedoras y empleando cañones de agua. Una huelga general paralizó completamente toda la actividad de la ciudad.
Unos 3.000 policías antidisturbios, muchos de ellos a caballo, fueron desplegados en Umm el-Fahm, donde viven 200.000 palestinos con ciudadanía israelí.
Un portavoz de la Policía señaló que quince agentes resultaron heridos y que se registraron tres detenciones, mientras que los medios israelíes destacaban que entre los manifestantes se produjeron 16 heridos, entre ellos el diputado de Meretz (izquierda sionista) Ilan Ghilon.
El centenar de ultraderechistas que llegó a Umm el-Fahm logró, gracias a la protección policial, desplegar la bandera israelí a la entrada de la ciudad, considerada como un bastión de los partidos palestinos en el Estado de Israel [territorios de 1948].
Los ultraderechistas invocaron su derecho a manifestarse en cualquier punto del Estado de Israel y acusaron a los palestinos de ser «traidores que apoyan a los enemigos de nuestra patria». Tres líderes de la ultraderecha israelí, Baruch Marzel, Itamar ben Gvir y el diputado Michael ben Ari (Unión Nacional) encabezaban la marcha a Umm el-Fahm.
