Violencia machista
La violencia machista se cobra la vida de una mujer en Gernika
Una mujer de 44 años, María Izaskun Jiménez Borja, falleció en la noche del lunes en Gernika a consecuencia de las heridas que le produjo su marido tras agredirla con una navaja en el domicilio familiar. En el ataque también resultó herida por arma blanca una de las hijas de la pareja, de 19 años, que está ingresada en el Hospital de Cruces en estado grave. El hombre había tenido una orden de alejamiento sobre la víctima que caducó hace tres años. Vivían juntos.
GARA | BILBO
La vecina de Gernika María Izaskun Jiménez Borja, de 44 años, murió a medianoche del lunes al martes apuñalada a manos de su marido, tras una fuerte discusión en el domicilio familiar en la que también resultó herida de gravedad una hija de la pareja de 19 años. Los hechos sucedieron sobre las 23.15 horas en una vivienda situada en la calle Barrenkale de la localidad, aunque no se tuvo constancia de la noticia hasta primera hora de la mañana de ayer, cuando el Departamento de Interior del Gobierno de Lakua informó a través de un comunicado.
Según informaron estas fuentes, fue otro hijo del matrimonio, de 11 años, que también se encontraba en el domicilio en el momento de la agresión, quien alertó de lo sucedido a un vecino, que a su vez dio el aviso a la Policía Autónoma.
Varias dotaciones policiales y sanitarias se personaron entonces en el lugar e intentaron reanimar a la mujer, quien finalmente falleció y fue trasladada al Servicio de Patología de Bilbao, mientras que la hija fue evacuada al Hospital de Galdakao con heridas graves por arma blanca, aunque posteriormente se le derivó al centro sanitario de Cruces.
El agresor, que responde a las iniciales J.F.J.J. y tiene 48 años, fue detenido por agentes de la Ertzaintza poco después en las inmediaciones del domicilio portando la navaja, todavía ensangrentada, con que la habría cometido la agresión. Un vecino del municipio relató cómo el hijo menor de la pareja salió del portal de su vivienda pidiendo socorro. Momentos después abandonó el edificio el padre, que entró en un establecimiento hostelero situado a pocos metros, compró tabaco y marchó «caminando sin rumbo».
La hija apuñalada por su progenitor permanecía a última hora de ayer ingresada en la Unidad de Reanimación del Hospital de Cruces con pronóstico grave, ya que presenta heridas en el pecho, ingle y brazos. Los médicos que la atienden están especialmente preocupados por una de las heridas punzantes en el tórax, dado que le ha afectado al pulmón.
Tras permanecer unas pocas horas en manos de la Ertzaintza, el hombre fue llevado ante el Juzgado de Instrucción número 3 de Gernika, el cual ordenó su inmediato ingreso provisional en la prisión de Basauri. El magistrado ordenó que fuera internado en la Unidad de Siquiatría del centro penitenciario para que se valore su estado mental.
Según consta en el auto de prisión, los hechos pueden ser constitutivos de sendos delitos de «homicidio consumado» y «homicidio en grado de tentativa» (por el ataque a su hija), castigados con penas de prisión de entre 10 y 15 años.
Denuncia previa de la mujer
La familia residía en el municipio vizcaíno desde mayo de 2007, a donde habían llegado procedentes de la localidad navarra de Lodosa. El hombre era natural de San Adrián (Nafarroa) y la mujer de Tolosa, aunque inicialmente se confundió esta localidad con Lodosa. Actualmente, el matrimonio residía en Gernika con dos de sus cinco hijos; la joven de 19 años que resultó herida y el hijo de 11. Otra de las hijas, de 20 años, vivía en otra vivienda de la localidad junto a su novio.
Si bien en un primer momento la Ertzaintza aseguró no tener constancia de ninguna denuncia de la mujer, más tarde se conoció que en 2004, cuando la pareja vivía en Lodosa, la mujer había interpuesto una denuncia contra su compañero por violencia de género, por lo que se había decretado una orden de alejamiento contra él, que caducó en el año 2006. Tele5 informó de que la Ertzaintza había confirmado este dato.
El Ayuntamiento de Gernika celebró ayer por la tarde una sesión extraordinaria en la que todos los grupos municipales aprobaron una moción conjunta de condena por el crimen. Tras mostrar su «más firme y frontal rechazo», alertaron de que María Izaskun Jiménez «es una nueva víctima de una de las mayores lacras a que nos enfrentamos en el siglo XXI, que es la violencia contra las mujeres, cuya erradicación requiere de la implicación de toda la sociedad en su conjunto». Asimismo, transmitieron sus «condolencias y toda la solidaridad a la familia de la víctima», quedando «a su entera disposición».
Posteriormente, se llevó a cabo una concentración de repulsa en la Plaza de los Fueros en la que participaron varios cientos de vecinos. Bilgune Feminista y Elkartzen también lo denunciaron en concentraciones conjuntas contra la precariedad.La Plataforma para la Marcha Mun- dial de las Mujeres convoca hoy en Bilbo (19.30 en el Arriaga), mañana en Azpeitia y Lizarra, y el viernes en Donostia (Bulevar, 20.00), Tolosa, Orereta, Zarautz, Irun, Iruñea (20.30, Ayuntamiento), Altsasu, Algorta, Zornotza, Arrasate, Portugalete y Gasteiz (20.30, Virgen Blanca)
La Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa condenó ayer a un año y nueve meses de cárcel a un hombre que dio fuego a una habitación de su domicilio con su esposa dentro, la cual sufrió quemaduras en un brazo, en los dedos de la mano, en una pierna y en la cara. Por ello, no tendrá que ir a prisión.
Además, el tribunal ha dado por probado que en el día de autos el varón también golpeó e insultó a la mujer, por lo que a la víctima le quedaron diversas erosiones y quemaduras.
Según la sentencia del caso, los hechos ocurrieron en la noche del 21 de marzo de 2006, cuando el matrimonio, residente en Gipuzkoa, inició una discusión en un piso de su propiedad situado en la localidad navarra de Corella. En el texto se afirma que aquel día el hombre, que padece «una grave adicción» a sustancias tóxicas y al alcohol, llegó a la vivienda en estado «ebrio» y «amenazó de muerte y propinó patadas y puñetazos por todo el cuerpo» a la mujer. Después, la llevó a la fuerza a una estancia de la casa que roció con gasolina y a la que prendió fuego.
Tras un acuerdo con el acusado, el tribunal le ha aplicado las atenuantes de «intoxicación etílica» y «reparación del daño» causado a la víctima.
La incredulidad, la resignación y la rabia se apoderaron ayer entre los vecinos de Gernika tras tener conocimiento del fatal suceso. La disparidad de opiniones acerca de la situación de la familia se hizo palpable ayer en las calles de la localidad. Mientras que algunos aseguraban que era una familia «normal» que no había dado problemas en el pueblo, otros, sobre todo quienes convivían en el mismo bloque de pisos, afirmaban que las discusiones entre ellos «eran habituales».
El primero en hablar fue el alcalde del pueblo José María Gorroño, quien horas después del suceso afirmó que la familia «se había integrado totalmente en el pueblo» tras llegar procedentes de Lodosa hace dos años y aseguró que el crimen «ha pillado por sorpresa» a los vecinos. «Decían que era gente majísima, una de las dos hijas estaba trabajando en una peluquería y debía ser muy agradable. Aseguraban que el matrimonio también hacía vida normal», destacó el primer edil del municipio.
Sin embargo, varias personas residentes en el mismo bloque de pisos que la familia coincidieron ayer en señalar que la pareja discutía «cada dos por tres», una cuestión por la que alguna vez les habían llamado la atención por su comportamiento. No obstante, se mostraron también «sorprendidos» por lo ocurrido, y recordaron que en el momento de los hechos no oyeron más que «ruidos», por lo que no le dieron mayor importancia al asunto. «Estábamos viendo a televisión y no le dimos mayor importancia. Ha sido esta mañana cuando nos hemos enterado de lo ocurrido», afirmaron.
En la concentración que tuvo lugar ayer a las 19.30 en la Plaza de los Fueros de Gernika, las impresiones de los asistentes eran muy variadas. Según aseguró uno de los vecinos, los hechos se desencadenaron debido a una discusión entre la hija y el padre. Afirmó que el padre, de etnia gitana, no veía con buenos ojos las intenciones de la joven de irse a vivir con su novio rumano.
«A él no se le conocía oficio alguno y estaba todo el día en casa. Mantenía una actitud prepotente, controladora y dominante hacia la mujer, que alguna vez había trabajado limpiando portales», afirmó otro vecino que dijo conocer de cerca a la familia. En ese sentido, aseguró que el presunto agresor era «un machista declarado».
Un hombre que trabaja en una peluquería cercana sin embargo dijo que el ahora detenido le parecía «un hombre normal». Paradójicamente, a lo largo del día no se ofrecieron datos de su identidad completa, al contrario de lo que ocurrió con la mujer.