El Baskonia iguala el factor cancha
La pitón baskonista reaparece en el Palau para asfixiar al Barça
El gran juego colectivo del Tau, aderezado con un gran acierto desde la línea de 6,25 y un gran Prigioni le permiten asestar otro duro golpe físico y mental a un Barcelona que no encuentra respuesta.
REGAL BARCELONA 75
TAU BASKONIA 84
Jon ORMAZABAL | GASTEIZ
«Las pitones, igual que sus parientes cercanas las boas, son serpientes constrictoras, y por definición, no venenosas. Matan a sus presas por asfixia, agarrándola primero con la boca y enrollando rápidamente su cuerpo alrededor de ellas. Una vez así, presionan hasta que la presa es incapaz de inhalar, y finalmente muere». La definición del comportamiento de una de las serpientes más peligrosas viene como anillo al dedo para describir la forma en la que el Baskonia volvió a atrapar a su presa favorita: el Barcelona.
Así, asfixiando física y mentalmente -gracias a su fuerte ritmo y la losa sicológica de las seis victorias consecutivas previas- a un Barcelona que cae en la trampa una y otra vez, con el recurso del tiro exterior para los momentos en los que la calidad blaugrana le permite zafarse de la presión, el Tau consiguió ayer dar el primer golpe, no definitivo pero sí muy importante, igualando el factor cancha a un Barcelona que, hasta ayer, no había perdido un solo partido en su cancha en Euroliga hasta que volvió a pasar por allí su peor pesadilla.
Los dos equipos salieron con las ideas muy claras, el Baskonia a poner un ritmo alto desde el salto inicial y el Barcelona a cargar de faltas a Splitter. Santiago consiguió cargar al brasileño con dos muy pronto, pero la idea que prevaleció fue la baskonista. Y es que, mientras al Barça no le entraba ningún tiro, permitiendo correr al Tau, los gasteiztarras tuvieron unos porcentajes excelsos, con tres triples de Prigioni que dieron una renta de trece al Tau, que Basile y Vázquez redujeron a seis, (18-24) en el primer cuarto.
Triples salvadores
Otros tres aciertos desde 6,25 de Rakocevic, Ilievski y Teletovic volvieron a despegar a los de Ivanovic, pero enseguida el Barcelona acertó a enmarronar el partido al cerrar su defensa y no dejar correr a los vascos. En esa fase de muchas faltas y parones -afortunadamente ningún baskonista se cargó demasiado en una fase rara y confusa- apareció Juan Carlos Navarro y fue el sustento de los culés, anotando diez puntos consecutivos y acercando a los suyos en el marcador. No obstante, el escolta acaparó demasiado juego, no encontró relevos y la diferencia al descanso fue de +11 (34-45).
La sensación de que estábamos ante una reedición de la semifinal copera que ya había habido en la primera parte aumentó exponencialmente en otro comienzo arrollador baskonista. Con McDonald y Mickeal inspirados en el rebote ofensivo, la ventaja se fue hasta los 17, pero los culés se resistieron a tirar la toalla. Las rotaciones obligadas por las faltas le sentaron mal a los de Ivanovic, mientras que las aportaciones de Grimau y Lakovic desde el banquillo volvieron a meter al Barcelona en el partido, llegando incluso a atosigar algo al Tau.
Como en cada momento de apuro, el Baskonia encontró la solución a sus problemas en el tiro exterior, en este caso con San Emeterio e Ilievski como protagonistas, para dejar la diferencia a defender en el último cuarto en nueve (58-67).
Xavi Pascual quemó sus últimas naves con las primeras zonas e Ilyasova emergió para permitir al Palau soñar con una remontada cuando lograron colocarse a cinco puntos. En el momento de más agobio, Prigioni dictó sentencia con un triple frontal desde más metros, con el reloj agobiando, para asestar un nuevo golpe a un rival hundido tanto en lo físico como en lo mental.
Al margen del gran juego colectivo de todo el equipo, el argentino, con sus cinco triples y marcando en todo momento el ritmo que más le convenía al Tau, sentó cátedra.
La baskonista fue la única victoria a domicilio y los favoritos no fallaron. CSKA venció a Partizan 56-47, el Panathinaikos al Siena 90-85 y Olympiacos al Real Madrid 88-79.
Con un discurso muy medido y sin querer extenderse en sus respuestas, Dusko Ivanovic señaló que su equipo no debe mirar más allá del partido de mañana. «Cada partido es una historia en sí mismo. Espero un Barcelona diferente aunque ni ellos ni nosotros podemos cambiar radicalmente. Sinceramente, sólo miramos partido a partido nunca hago cálculos. Como son dos equipos de muchísima calidad el mirar para atrás y sacar conclusiones no me parece conveniente para nuestro equipo y no lo vamos a hacer.» El técnico montenegrino alabó tanto el gran partido jugado por Pablo Prigioni como la buena defensa del equipo.