Iñaki Errazkin (Cádiz, 1956) tiene una larga trayectoria periodística en «medios ajenos al circuito del sistema», desde ``Egin'' hasta el diario electrónico InSurGente por citar algunos. Esa independencia le ha permitido hincarle el diente a un tema que asume como «deporte de riesgo, más que hacer de estomatólogo de cocodrilos»: recopilar la trayectoria del Rey español y sus antepasados.

Por si quedaran dudas de cuál es su conclusión, el título lo aclara rápido: «Hasta la coronilla». Pero ojo, una cosa es el deseo y otra el rigor periodístico: todos los datos del libro «están bien documentados», aclara. Por eso, ya vaticina que si algún tribunal le reclamara explicaciones «tendría que ir conmigo un montón de gente».

La obra, editada por Txalaparte y presentada ayer en Iruñea, se formula como «autopsia periodística» en su doble acepción: «Significa `necropsia' y, por extensión, también `análisis minucioso de algo'. Esto último es lo que he querido hacer, pero lógicamente también tiene algo de necropsia, porque la monarquía como institución ya huele», señala Errazkin.

El autor pone el contrapunto a una imagen propagandística del Rey «elaborada a la medida de cada momento: por ejemplo, se le llama democrático cuando lo impuso un dictador. La última vez que el pueblo español pudo elegir fue en 1931, y entonces optó por la República», recuerda el periodista.

Errazkin recopiló minuciosamente datos sobre la vida privada y pública del inquilino de La Zarzuela. El resultado le sorprendió a él mismo: «Cuando tienes todos esos elementos, te encuentras con el puzzle resuelto, y el puzzle es un absoluto horror». Si los antepasados de Juan Carlos eran reyes absolutistas en sentido estricto, ahora ocurre lo mismo por otros caminos: «Por ejemplo, la persona del rey es inviolable, no está sujeta a responsabilidad -resalta-. Y todo el sistema se basa en su figura, por eso es sagrado. Ser irresponsable es una forma de ser absoluto. Hasta la Justicia se ejerce en nombre del Rey, así que si haces una viñeta contra él, se convierte en juez y parte».

El «negrero» y el «genocida»

«Hasta la coronilla» no sólo se detiene en la figura de Juan Carlos de Borbón, sino que la primera parte repasa la trayectoria de sus antecesores, de los que Errazkin opinó que «han hecho y deshecho a su antojo, desde 1700 hasta el día de hoy».

Así, de Fernando VI destacó que «fue un genocida que intentó liquidar al pueblo gitano, inspirado por la Iglesia». A Carlos III le concedió que ha sido «el más culto», pero recordó que su ideológica integrista le llevó a «querer terminar con todas las obras de desnudos del patrimonio español». De Fernando VII afirmó que «destruyó todo lo que tocó, fue un bastardo en todos los sentidos del término, una mala persona». Al llegar a Alfonso XII, lo definió como «un niñato al que tenemos que agradecerle la abolición de los fueros». Y Alfonso XIII «reúne todo lo peor de los anteriores en una sola persona: genocida, traidor...» Así hasta «Juan Carlos Primero, ¿quizás último?».