Problemas con los delanteros
La maldición del nueve
El equipo azulgrana ha perdido nada menos que a cuatro delanteros desde el pasado mes de agosto.
Amaia U. LASAGABASTER | EIBAR
O está a punto de fichar por otro equipo o está temblando de miedo, pero seguro que Rudy Carlier se está preguntando qué será de él en las próximas semanas. Porque delantero y contunuidad son dos palabras reñidas en el Eibar.
Rara vez ha destacado el Eibar por su potencial goleador, pero los 22 goles anotados en estas 29 jornadas suponen su peor registro de la última década, a excepción de la temporada 05/06, cuando descendió a Segunda B. Esta vez no es una cuestión de puntería, sino de la maldición que parece perseguir a los delanteros azulgranas. O más bien al Eibar con sus delanteros. Cuatro ha perdido, nada menos, desde el pasado mes de agosto: dos de ellos defienden ya la camiseta de otro equipo, el tercero se perderá lo que resta de temporada por una gravísima lesión y el cuarto no podrá reaparecer hasta dentro de mes y medio.
La primera deserción fue la de Asier Goiria. Esperada, porque el vizcaino cuajó una temporada excepcional el pasado año, cuando anotó 14 goles, y es sabido lo complicado -por no decir imposible- que le resulta al Eibar mantener a sus mejores jugadores. El traspaso de Goiria al Numancia, el pasado 30 de agosto, dejó 300.000 euros en las arcas del club, pero apenas un día para gastarlos en la contratación de un sustituto, que no llegó.
Los eibarreses comenzaban así la temporada con dos delanteros: Albert Yagüe -un jugador con muchas virtudes, pero la puntería no es una de ellas- y Gaizka Toquero, después de que Joaquín Caparrós decidiese no contar con él en el primer equipo del Athletic. En sólo tres meses, en cuanto se abrió el mercado invernal, el gasteiztarra recorrió el camino a la inversa, con lo que el Eibar volvió a perder a su máximo goleador.
Tras muchas gestiones, el club logró la cesión de Mikel Arruabarrena y pocas semanas después llegaba también Rudy Carlier. Dos regalos navideños con los que, lamentablemente, no acabó con la maldición. Desde entonces han sido las lesiones las encargadas de mermar el potencial ofensivo del equipo. El primero en caer fue Albert Yagüe, que tras la marcha de Toquero se erigía en el máximo goleador del equipo y que el pasado 21 de febrero sufría una grave lesión que le dejó fuera de combate para el resto de la temporada. El pasado sábado le tocó el turno a Mikel Arruabarrena. Una lesión mucho menor que la de su compañero -fractura de muñeca-, pero que le mantendrá seis semanas alejado de los terrenos de juego.
Y que deja a Rudy Carlier como único delantero disponible, en un momento en el que, si algo necesita el equipo, son goles y victorias.
De ahí que, aprovechando el permiso de la Federación Española -por superar los cinco meses de recuperación la lesión de Albert Yagüe-, los responsables del club se afanen en buscar un jugador que comparta responsabilidades con el francés.
Todavía a la espera
Una tarea casi tan difícil como la de anotar goles con la camiseta azulgrana y que, de momento, no ha ofrecido fruto alguno.
El club había multiplicado los trámites, al pensar que el plazo se le agotaba ayer, pero finalmente se extiende hasta el próximo 2 de abril, con lo que es posible que los eibarreses siggan estudiando su mejor opción. Los nombres se suceden -Ballesteros, De Paula, Iñigo, Sola...-, pero el nueve sigue esperando dueño. A ver quién desafía a la maldición.