No es la primera ni la última vez que del papel, del cómic, del chiste gráfico salen personajes e historias interpretadas por actores y actrices en cine o televisión. «Estados alterados» que ofrece La Sexta diariamente a media tarde se inspira en el mundo de Maitena, y la sorpresa más grande es que su plasmación sea a través de una estética que podríamos considerar algo así como de los años ochenta, por decirle pronto y mal, muy almodovariana, pero de aquella etapa de los colores, los gritos histéricos, el descontrol hormonal, la sexualidad como eje y centro de toda acción cotidiana, un objetivo, un fin y un camino.

Tendríamos que añadir que ese el sustrato principal aunque después formalmente se hayan ido superponiendo capas en formas de vestuarios, peluquería y dejes de las movidas juveniles de los «polígonos», es decir de esas clases medias-bajas, de baja afición cultural, muy preocupadas por lo anteriormente dicho. El sexo, así sin más adjetivaciones, las relaciones entre hombres y mujeres, o entre las parejas del mismo sexo. Lo que deja al final de cada capítulo una sensación de desesperación, superficialidad y desamor. Son unos seres atrapados en un mundo de colorines, demasiado paródico, quizás irreconocibles y de muy difícil identificación.

Lo contrario que el presidente de la Comunidad de Cantabria, que sus alteraciones son espacio-temporales, pero que transmite una coherencia populista, preñada de una sabiduría montañesa y pasiega que obviamente engancha y sirve de modelo identitario de una manera de ser y estar. Campechano, ágil, simpático, sencillo, Revilla con Buenafuente hacen uso de un tiempo televisivo que altera el sistema vigente. De tú a tú, sin protocolos, como si su presencia fuese una circunstancia totalmente orgánica del propio programa. Son unos minutos difíciles de encuadrar, entre la propaganda institucional, el liderazgo personal, la charla de taberna, pero que sin entrar en mayores consideraciones, divierten, y dejan constancia de otra manera de entender la función pública, al menos vista desde este lado de la pantalla, porque puede ser todo una fachada, un publirreportaje. De ser así, está muy logrado.