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Adolfo Araiz y otros 22 firmantes (*) Ex parlamentarios forales

Parlamento de Nafarroa: 30 años después

La posible democratización de la vida política ha sido un factor contra el que ha arremetido constantemente la corte navarra. Todas y cada una de las veces en las que se han respirado aires de cambio, UPN- PP-PSOE-CCOO-UGT- Opus Dei han apuntalado el fortín

Es posible que visualizar la trayectoria de los últimos treinta años del Parlamento de Nafarroa haga que nos sintamos un poco mayores. Sin embargo, mirar atrás rejuvenece los ideales de antaño y fortalece las convicciones que nos empujaron a trabajar en favor de nuestro pueblo, nuestra cultura y nuestro proyecto social.

Treinta años dan para mucho. La sociedad navarra ha conocido (y padecido) de primera mano la magnífica labor prestada al servicio de España por presidentes tan ilustres como Del Burgo, Arza, Urralburu, Alli, Otano y Sanz. Multitud de formaciones políticas han tenido su momento de protagonismo; AP, CDS, UNAI, NV, IFN, UDF, UCD, FAP, UPN, PP, PSN, IUN, Euskadiko Ezkerra, EA, PNV, CDN, Aralar, NaBai y, por supuesto, la izquierda abertzale.

En treinta años la derecha y la socialdemocracia españolas han cimentado un sistema de sumisión a la navarra, que ha pretendido purgar las vilezas del franquismo y someter a la ciudadanía a los intereses de unos pocos.

Pero por encima de todo, la falta de transición política de la dictadura hacia una sociedad democrática ha sido y es la gran estafa que hoy en día sigue permitiendo que la derecha condicione el desarrollo de Nafarroa. «Diario de Navarra», el Opus Dei, Del Burgo... son nexos de unión que no permiten a Nafarroa desprenderse del lastre del pasado.

La trayectoria social e institucional de la izquierda abertzale demuestra una lógica de trabajo que pese a los errores cometidos, ha permitido mantener la esperanza. Hemos desempeñado nuestra labor institucional de manera diversa sobre una misma premisa; el trabajo conjunto con multitud de colectivos sociales y miles de personas con el objetivo de dificultar la gestión que ciertos señores han venido haciendo del cortijo navarro.

Estos señores, los de la Navarra Foral y española, edificaron la estructura de un sistema corrupto y antidemocrático a través del Pacto de Amejoramiento y reintegración del Régimen Foral de Navarra. Estructura de la que se han servido para vilipendiar la voluntad de la ciudadanía en multitud de cuestiones; pantano de Itoitz, Bardenas, Ley del Vascuence, Tren de Alta Velocidad, Térmicas de Castejón, modelos educativos agresivos (British, TIL), abandono del Pirineo...

Todo ello aderezado con dosis permanentes de corrupción institucional sin consecuencias penales (recordemos si no casos como el de FASA y Del Burgo, o la denominada trama navarra del caso Roldán con Urralburu y Otano) y brotes sicóticos agresivos contra la cultura e identidad euskaldun.

Pese a todo, nuestro pueblo ha vivido momentos de esperanza colectiva, la mayoría de ellos ligados a iniciativas de la izquierda abertzale para la resolución del conflicto y la normalización política. La posible democratización de la vida política ha sido un factor contra el que ha arremetido constantemente la corte navarra. Todas y cada una de las veces en las que se han respirado aires de cambio, UPN-PP-PSOE-CCOO-UGT-Opus Dei han apuntalado el fortín. La manifestación conjunta a favor de la unidad de España del 17 de marzo de 2007, no fue otra cosa que la nostalgia trasnochada de todos esos sectores. En medio de un proceso de diálogo resolutivo y con un único objetivo: interrumpir cualquier vía de salida al conflicto político y armado. No obstante, la dimensión política de los acontecimientos que se sucedían permitieron proyectar de manera explícita los dos únicos proyectos existentes en Nafarroa: el euskaldun y el español.

Desde el 25 de mayo de 2003 el Estado español impide la participación legal de la izquierda abertzale en el Parlamento de Nafarroa. Seis años que este conglomerado ha utilizado para reinventarse, eso sí, fieles a sus orígenes. Y el resto de formaciones políticas no sólo desarrollan su actividad ajenas a todo ello, sino que demuestran un desconocimiento absoluto de la realidad de la clase política a la que se pretenden acercar, o una abstracción interesada de la misma (conscientes de los posibles beneficios partidistas). De manera manifiesta adulan al mismo PSOE que forma parte fundamental del sistema establecido.

Hoy día formaciones políticas insertas en el sistema hablan de la reformulación de la izquierda abertzale, pero nosotros seguimos trabajando por los mismos objetivos. Silenciados, pero no callados. Con convicción. En infinidad de ocasiones hemos resaltado que Nafarroa ha sido, es y será cuestión de estado. Precisamente porque es la llave que puede y debe abrir un futuro de cambio para la sociedad de Euskal Herria. En treinta años hemos avanzado a base de sufrimiento y colaboración mutua con multitud de sectores sociales, sindicales y políticos. El futuro, la generación de condiciones democráticas, pasa indefectiblemente por el compromiso y la colaboración de todos esos sectores entorno a los valores del cambio con mayúsculas; el derecho a decidir de la ciudadanía y el reconocimiento de Euskal Herria.

(*) Además de Adolfo Araiz, firman: Antonio Alemán, Aurkene Ortiz, Felix Puio, Fermín Arraiza, Fernando Saez, Floren Aoiz, Gerardo del Olmo, Igor Arroio, Iñaki Artxanko, Iñaki Urrestarazu, Jaime Iribarren, José Manuel Alemán, Josu Goia, Josu Iraeta, Mariné Pueyo, Martín Arbizu, Patxi Artze, Patxi Erdozain, Xabier Antoñana, Xabier Velez, Xanti Kiroga y Xotero Etxandi.

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