GARA > Idatzia > > Ekonomia

Una masiva protesta recibe en Londres a los líderes del G-20

Una multitudinaria manifestación contra el sistema que ha generado la crisis y sumido en la pobreza a millones de personas en el mundo saludó ayer la llegada a Londres de los líderes del G-20 que afrontan hoy una nueva cumbre que vuelven a encarar divididos. La Policía detuvo a 24 personas que participaban en la protesta.

p025_f01_083x060.jpg

GARA |

La protesta comenzó cuando cuatro comparsas carnavaleras -los Cuatro Caballeros del Apocalipsis- confluyeron frente al Banco de Inglaterra, en la City, desde cuatro estaciones de metro circundantes. Bandas de música, gente disfrazada y con muñecos vestidos de banquero ocuparon las calles, coreando eslóganes y portando pancartas en las que se leía, entre otras cosas, «castigo a los saqueadores» o «RIP Canary Wharf 1990-2009», en referencia a otra área del sureste de Londres donde están algunos bancos británicos.

Lo que comenzó como una protesta festiva y pacífica fue degenerando después en situaciones de tensión cuando la Policía -5.000 agentes estuvieron de servicio en un dispositivo de seguridad que en total ha costado ocho millones de euros- rodeó a los manifestantes con un cordón policial y aplicó «tácticas de contención». «Fui atacado por la Policía cuando esperábamos de pie y nos empujaron en uno y otro sentido», explicó Neil Caffrey, parado de 45 años.

«No espero nada del G-20»

Un grupo de manifestantes llegó a entrar en el edificio del Royal Bank of Scotland, símbolo de la crisis crediticia en Gran Bretaña y que ha sido parcialmente nacionalizado. Su ex propietario, Fred Goodwin, está en el centro del escándalo tras conocerse que disfruta de una jubilación de 700.000 libras al año después de su salida de la entidad en octubre.

A lo largo de la jornada, la Policía detuvo a 24 personas que participaban en las protestas.

«No espero nada del G-20. Estos dirigentes forman parte de la crisis, no son la solución», consideró Sean Murrey, informático de 37 años.

De hecho, los asistentes a la cumbre del G-20, que se inicia hoy, vuelven a afrontar este nuevo encuentro sin una postura común. Anoche apuraban las negociaciones para intentar consensuar soluciones a la crisis, en un ambiente de división debido al escepticismo de parte de los socios sobre las posibilidades de una reunión para la que tanto el anfitrión, el primer ministro británico, Gordon Brown, como el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, apelaron a la cooperación para culminar «un acuerdo global».

Posiciones alejadas

Los puntos fundamentales de la cita, que sigue a la extraordinaria convocada en noviembre por el por entonces presidente saliente de Estados Unidos, George W. Bush, abarcan desde las acciones necesarias para recuperar la economía mundial, a partir del recorte de intereses y el incremento del gasto público, al reforzamiento de la regulación internacional de las instituciones financieras, con acciones decisivas en los «hedge funds» y en los paraísos fiscales.

Sin embargo, las posiciones de los participantes divergen entre la apuesta por nuevos estímulos fiscales, abanderada por la Administración Obama, y la contención por la que aboga la mayoría de los estados europeos; así como en las exigencias «concretas e inmediatas» en materia de supervisión que exigen París y Berlín frente a los controles estatales que preconizan Washington y Londres.

El propio Obama reconoció ayer que su país falló en la regulación, pero aclaró que el resto de la comunidad internacional tampoco contaba con los sistemas adecuados para supervisar un modelo financiero de la magnitud alcanzada por el actual.

Washington exige del resto de los socios internacionales un esfuerzo fiscal inferior al 2% de sus PIB respectivos, tras los 787.000 millones de dólares que la Administración Obama ya ha aprobado.

Como tercer elemento de la reunión figura la necesidad de reformar el sistema a partir de cambios en organizaciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que podría duplicar sus recursos hasta los 500.000 millones de dólares para garantizar más recursos a las economía emergentes, que verían, además, incrementada su voz en el seno del organismo internacional.

buckingham

Los líderes del G-20 fueron recibidos ayer en Buckingham por Isabel II, quien previamente había protagonizado una audiencia privada en las estancias privadas del palacio junto al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su mujer, Michelle, presente en la primera visita a Europa desde que su esposo asumió el poder.

París y Berlín «hablarán con una sola voz»

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, aseguró ayer que París y Berlín «hablarán con una sola voz» en la cumbre que comienza hoy y en la que esperan resultados. «Debemos ponernos de acuerdo hoy, no en los próximos años, si no ponemos unos estándares mínimos, nos vamos a casa», subrayó la canciller alemana, Angela Merkel.

Ambos comparecieron en una rueda de prensa conjunta en la capital británica, en lo que se interpretó como una prueba de fuerza del eje París-Berlín y en la que Sarkozy subrayó que «las decisiones se tienen que tomar hoy, se trata de responsabilidad, pasado mañana es demasiado tarde». «Yo confío en Obama, pero él dijo que 'sí se podía', y yo creo que sí, pero la política son más que discursos bonitos», proclamó. Ambos mandatarios consideran irrenunciable un nuevo reglamento del sistema financiero e insistieron en que quieren que el encuentro se salde con «resultados que transformen el mundo». GARA

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo