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Deudas

Granos de arena a millón de euros

La deuda del Mallorca con el Athletic es el enésimo ejemplo de un deporte que puede pagar la crisis con especial dureza.

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Amaia U. LASAGABASTER | BILBO

Las relaciones entre Athletic y Mallorca no pasan por su mejor momento, con el traspaso de Aritz Aduriz como desencadenante. Una buena parte de lo que debía haber llegado a las arcas de Ibaigane -o todo, según algunas versiones- se ha perdido en la pesadilla financiera que vive el club balear.

La historia del desencuentro arranca el pasado mes de agosto, cuando los dos clubes alcanzan un acuerdo para el traspaso del delantero, cifrado en cinco millones de euros. Una operación que la afición rojiblanca no acogió con agrado, pero que Fernando García Macua tildó de «irrechazable», teniendo en cuenta los gastos a los que debía hacer frente el club.

El problema es que el Mallorca estaba muy lejos de cumplir con su parte. Ni siquiera empezó a hacerlo porque ya los dos primeros pagarés -de 500.000 y 1.250.000 euros- vencieron sin que el club balear pudiera hacer frente a sus obligaciones. Se optó por la vía diplomática, con un pacto verbal entre García Macua y Vicenç Grande que incluía como garantía los derechos televisivos del Mallorca con Mediapro para las próximas cinco temporadas. Pero el castillo de naipes se vino abajo cuando Mateu Alemany tomó el relevo de Grande al frente del Mallorca e incluyó entre sus decisiones la de romper ese pacto verbal. La respuesta rojiblanca pasó por la denuncia ante la LFP lo que, por ejemplo, impidió al Mallorca realizar fichajes durante el pasado mercado invernal. Ni aún así recapacitaron en la capital balear, al considerarlo «un acuerdo infumable -según aseguraba esta misma semana Javier Cabotá, presidente del Consejo Asesor del Mallorca- porque nos ataba de pies y manos para el futuro». Curiosamente, el Mallorca no tuvo ningún reparo en desembolsar la pasada joranda los 120.000 euros estipulados en el contrato de José Manuel Jurado para que pudiese enfrentarse a su ex equipo, el Atlético de Madrid.

Una decisión, cuando menos, llamativa, teniendo en cuenta la delicada situación del equipo mallorquín, que acumula una deuda de 51 millones de euros. Ni siquiera la venta de su estrella Dani Güiza palió la crisis del Mallorca, agravada por la que, a su vez, llevó al concurso de acreedores al conglomerado de empresas de su principal accionista Vicenç Grande. El empresario inmobiliario, presionado por sus administradores concursales, acabó arrojando la toalla y dejando su puesto a Mateu Alemany, pero la situación del club sigue siendo crítica.

Excesos y consecuencias

En realidad, el caso del Mallorca no es sino un grano de arena dentro del desierto que atraviesa el fútbol. Eso sí, granos de arena a millones de euros.

Los excesos cometidos por los clubes en las últimas décadas han convertido al fútbol en una de las principales víctimas de la crisis. Fichas y traspasos milmillonarios -casi resulta obsceno hablar de los 49 millones de euros que pagó el Manchester City por Robinho o de los 9 que cobra Kaká- u obras faraónicas se dan ahora de bruces con el batacazo de los negocios inmobiliarios, estrechamente vinculados con muchísimos clubes, y otros factores, como el descenso de la publicidad. Incluso las administraciones públicas parecen cansadas de su papel de salvavidas, aunque sólo sea por populismo: hasta el aficionado más aférrimo, antes sólo capaz de manifestarse por salvar al club de sus amores, empieza a replantearse prioridades cuando el pago de la hipoteca peligra.

Lo cierto es que la situación del fútbol es catastrófica. Con contadísimas excepciones -los milagrosos superávits anuales de modestos como Numancia o Eibar, o la capacidad de generar royalties de superclubes como Real Madrid, Barcelona o Manchester United-, el fútbol se ahoga. Algunos estudios cifran la deuda global de los clubes del Estado español en 3.000 millones de euros. O en 500.000 millones de pesetas, que suena aún más contundente.

Según datos oficiales, sólo la deuda de los equipos de Primera y Segunda A y B con Hacienda ascendía, a 31 de octubre de 2008, a 627 millones de euros; a los que hay que añadir los casi cinco millones que adeudan a la Seguridad Social. Por no hablar de los proveedores, los propios empleados o, sobre todo, las entidades financieras, principales acreedoras de los clubes.

Muchos parecen haber encontrado la panacea con la Ley Concursal -el Albacete ha sido el último en solicitarla y el mismísimo Valencia, con una deuda superior a los 420 millones, podría ser el próximo-, pero las proporciones del agujero son tales, que incluso se plantea ya la posibilidad de cambios legislativos como el que conllevó la creación de las sociedades anónimas deportivas.

LA FINAL

Transcurridos los dos primeros días del plazo, ya son 19.654 los socios -más de la mitad- que se han inscrito en el sorteo de entradas para la final. En el Barcelona, con 50.000 inscritos, ya se conocen los agraciados.

Triunfo sin historia ante el Galdakao en el amistoso en favor de Ibilaldia

El Athletic se adjudicó la victoria (0-2) en el amistoso que le enfrentó ayer al Galdakao, dentro de los actos de apoyo a la próxima edición de Ibilaldia.

En un encuentro sin demasiada historia, los goles correspondieron a Joseba del Olmo -su reaparición fue, sin duda, la mejor noticia de la jornada- y el jugador del Bilbao Athletic Ismael López, éste de penalti.

La plantilla rojiblanca seguirá preparando el encuentro frente al Mallorca hoy en Lezama, donde ha quedado citada a las 10.30 horas.

El equipo balear, por otra parte, trabajó ayer con la ausencia de Aritz Aduriz, que arrastra algunas molestias físicas, aunque Gregorio Manzano espera poder contar con él para el partido de San Mamés. Se mantiene la duda, por otra parte, de Webó, con una posible meniscopatía interna.GARA

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