César Arrondo y Pedro Mauregui Larranda Argentina
Raúl Alfonsín, la democracia y los vascos
La democracia latinoamericana está hoy de luto, ha fallecido Raúl Ricardo Alfonsín, presidente de los argentinos, entre los años 1983 y 1989, quien fuera elegido por el voto popular, finalizada la última dictadura militar.
Esa joven democracia argentina fue el faro que iluminó al resto de los países del cono sur en la no fácil tarea de recuperar las instituciones democráticas para la mayoría de los países latinoamericanos.
La objetividad histórica será la encargada de contar para los tiempos qué fue Raúl Alfonsín, quien juzgó y condenó a las cúpulas militares, quien garantizó los Derechos Humanos para todos y todas, quien logró firmar la paz definitiva con Chile, quien impulsó el Mercosur y la unidad Latinoamericana, quien desarrolló una política internacional soberana, quien democratizó las universidades nacionales, quien sentó las bases éticas de una nueva ciudadanía, quien impulsó el diálogo entre las diferentes fuerzas políticas como herramienta esencial de la democracia.
A pesar de haber recibido un país fuertemente endeudado, de no haber contado con la solidaridad internacional para resolver las urgencias económicas del país, de haber sido objeto de tres intentos de golpe de estado, de sufrir 17 paros generales y de haber soportado un golpe de mercado al final de su mandato, desde el presente nadie duda que Raúl Alfonsín ha sido quien sentó las bases de la nueva democracia argentina, y las miles y miles de personas que han desfilando estos dos días ante el Congreso de la Nación para darle su último adiós constituyen un testimonio inapelable.
Alfonsín, como gran demócrata, ha manifestado durante toda su carrera política, la cual se inicia en 1950 cuando se afilia en la ciudad de Chascomús a la Unión Cívica Radical, su desvelo por la vigencia de la democracia y los derechos de las personas en todo el mundo. En tal sentido, las privaciones de los derechos fundamentales de los vascos durante el franquismo fueron parte de su preocupación, y prueba de ello es una reunión que mantuvo con el lehendakari Jesús María de Leizaola en la ciudad de Chascomús el 24 de noviembre de 1960, como así también la predisposición permanente para recibir a dirigentes de partidos políticos vascos, que han visitado nuestro país en las últimas décadas, y además vale destacar los gestos para con muchos de nosotros, animándonos a seguir trabajando por la cultura y la vigencia de los derechos de la nación vasca.
Ha muerto un demócrata que siempre habló de libertad e igualdad. Hoy la República esta de luto y los ciudadanos que la integran lloran la muerte un presidente honesto, que luchó incansablemente para que su pueblo no sea nunca esclavo de ninguna potencia extranjera ni de ningún dictador.