La OTAN celebra sus sesenta años jugándose su crédito en Afganistán
La OTAN celebra hoy y mañana los sesenta años de su nacimiento sabiendo que se juega todo su crédito ante los talibán afganos. La cumbre estará marcada por la exigencia de los países aliados de un mayor esfuerzo para adaptarse a la nueva estrategia de EEUU y garantizar la estabilidad en Afganistán, dará la bienvenida a Albania y Croacia como nuevos miembros y supondrá el regreso pleno del Estado francés a su estructura militar.
GARA |
Los países aliados de la OTAN, nacida de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, se reunirán hoy y mañana en el sesenta aniversario de su constitu- ción para tratar de buscar la forma de evitar una humillación en la remota guerra de Afganistán en la que nunca imaginó tener que pelear.
La cumbre, cargada de simbolismos, se caracterizará también por su nueva ampliación a Albania y Croacia, con lo que ahora cuenta con 28 miembros. Además, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, hará oficial el retorno pleno del Estado francés a la estructura militar de la Alianza, 43 años después de su alejamiento. En ella se dará también la bienvenida a la nueva política transatlántica del presidente de EEUU, Barack Obama, y se tratará de buscar más vínculos con Rusia.
Los jefes de Estado y de Gobierno celebrarán sus reuniones en Kehl y Baden-Baden (Alemania) y Estrasburgo (Estado francés), ciudades fronterizas y símbolos de la reconciliación de dos de los principales aliados que no sólo se enfrentaron durante la Segunda Guerra Mundial sino que mantuvieron tres guerras entre 1870 y 1945.
Pero las celebraciones no lograrían ocultar las dudas de la OTAN sobre cómo continuar la larga guerra contra la insurgencia talibán en Afganistán, que utiliza a su vecino Pakistán como retaguardia, así como los temores provocados por el «extremismo» paquistaní.
Cambio de estrategia
Reunidos por primera vez con Obama los miembros de la OTAN tendrán que responder principalmente al giro de su estrategia de ocupación en Afganistán para derrotar a Al-Qaeda, con un enfoque más civil, político y regional, pero también basado en un importante refuerzo militar y económico, y tendrán que analizar cómo garantizar que las fuerzas afganas sean capaces de responsabilizarse de la seguridad en el país. Sin llegar a hacer sonar las alarmas, EEUU pedirá a sus aliados un mayor esfuerzo para sostener al Gobierno títere de Kabul.
Washington ha anunciado el envío de 4.000 soldados más al país centroasiático, que tendrán como misión el adiestramiento de las fuerzas afganas y que se sumarán a los 17.000 adicionales que ya había anunciado en febrero, para elevar la presencia total de militares estadounidenses a cerca de 57.000.
En estos momentos, hay 61.000 soldados de 41 países en la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), y otros 15.000 estadounidenses en el marco de la operación «Libertad Duradera» que la Casa Blanca, que comenzó tras los atentados del 11-S para derrocar a los talibán y acabar con la insurgencia, hasta ahora sin éxito.
EEUU y la OTAN confían en que durante el debate sobre Afganistán, que se celebrará mañana, los aliados se comprometan a aportar entre todos 3.000 efectivos para garantizar la seguridad en las elecciones de agosto. De momento, Alemania, Italia, Polonia y Bélgica han respondido favorablemente, mientras que el Estado francés ha dicho no estar dispuesto a enviar más tropas y el español no se ha pronunciado. También se reclaman más medios técnicos.
Relaciones con Rusia
Durante la jornada de hoy, los 28 miembros celebrarán una cena en Baden-Baden en la que debatirán sobre las relaciones con Rusia y sobre la renovación del concepto estratégico sobre el que se basa la acción de la Alianza, que data de 1999.
Examinarán qué pasos prácticos y políticos pueden dar para estrechar sus vínculos con Moscú en áreas de interés como la lucha contra el «terrorismo» y el narcotráfico en Afganistán y la piratería. Al respecto, el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, indicó que «las relaciones no van a mejorar sólo porque lo queramos así», pero expresó su convencimiento de que Rusia se mostrará cooperador en relación a Afganistán, ya que «no tiene interés en que el extremismo se propague a Asia Central».
Las relaciones entre la Alianza y Rusia se complicaron como consecuencia de la guerra que enfrentó a Georgia y Rusia en agosto de 2008, provocada por la invasión georgiana de Osetia del Sur, y el proyecto de escudo antimisiles estadounidense en Europa Central.
En cuanto al futuro de la OTAN, el presidente estadounidense pretende una «discusión sustancial» para la génesis de un documento que describirá cómo debe comportarse en el siglo XXI la organización militar surgida en la Guerra Fría. La revisión estratégica que pretende convertir a la Alianza en una organización «más moderna y flexible» para adaptarse a operaciones lejanas y costosas como la afgana y afrontar nuevas amenazas (ciberataques, «terrorismo», piratería y seguridad energética) deberá estar concluida para la cumbre de jefes de Estado del próximo año.
Paralelamente, los ministros de Asuntos Exteriores debatirán sobre la misión militar en Kosovo (KFOR) y la situación en los Balcanes, la mayoría de cuyos países aspira a integrarse en este bloque militar. Los de Defensa harán lo propio en relación al futuro de la organización ante los retos del siglo XXI en materia de seguridad.
La OTAN afirma que no espera una «discusión polémica» entre los jefes de la diplomacia de los estados aliados por el anuncio de Madrid de retirar a sus efectivos de Kosovo.
De este encuentro de dos días, en el que de manera simbólica los líderes reunidos en la Alianza Atlántica cruzarán el puente sobre el Rin que une Alemania y el Estado francés, saldrá una declaración sobre Afganistán, otra sobre Seguridad Aliada y una tercera, de carácter global, sobre la cumbre.
Nuevo secretario general
Aunque no se incluye formalmente en la agenda de la cumbre, los jefes de Estado y de Gobierno podrían llegar a un acuerdo para nombrar a un nuevo secretario general, dado que el mandato de Jaap de Hoop Scheffer finaliza el 31 de junio.
Actualmente no hay consenso, porque pese a que el candidato de Dinamarca, el primer ministro Anders Fogh Rasmussen, cuenta con la mayoría de los apoyos, Turquía amenaza con vetar su nombramiento porque le considera un «candidato contaminado» por su defensa de las viñetas ofensivas con el Islam que publicó hace dos años el diario danés «Jyllands-Posten», según el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan.
La previsión de llegada de 60.000 manifestantes al Estado francés y 25.000 más a Alemania para expresar su oposición a la OTAN ha convertido a la ciudad francesa de Estrasburgo y a las alemanas de Kehl y Baden-Baden en zonas fortificadas, en las que se han desplegado 25.000 policías en estado de máxima alerta para hacer frente a las protestas y a los incidentes previstos por las autoridades.
Los primeros enfrentamientos comenzaron en la noche del martes en el barrio Neuhof de Estrasburgo. Ayer se repitieron los choques en el mismo lugar, cuando un enorme dispositivo policial «ultraarmado» impidió con gases lacrimógenos que unos 2.000 manifestantes anti-OTAN accedieran al centro de la ciudad y practicó un centenar de detenciones.
Entre los miles de activistas europeos que conviven estos días en el «Campamento por la Paz» con el fin de bloquear la cumbre de la OTAN, expresar su rechazo a las políticas militares agresivas y nucleares de la Alianza y reivindicar un mundo justo y libre de la guerra se encuentran miembros de KEM-MOC.
Antes de la cena que abrirá la cumbre de la OTAN, el presidente de EEUU, Barack Obama, mantendrá en Estrasburgo un encuentro con entre 3.000 y 4.000 estudiantes franceses y alemanes.
Los jefes de Estado y Gobierno cruzarán el Rin desde la ciudad alemana de Kehl hasta la francesa de Estrasburgo. Sobre el puente saludarán a Sarkozy y Merkel y posarán para una fotogragía de familia.
Albania entra en la OTAN con sus 700.000 búnkeres de la época comunista, testigos ridículos y omnipresentes de un tiempo en que el país, aislado del mundo, vivía con la obsesión de un ataque de la Alianza Atlántica o del Pacto de Varsovia.
Estas pequeñas fortificaciones grises resumen ellas solas el amplio camino recorrido desde hace cerca de veinte años por este pequeño país de los Balcanes que durante décadas (1945-1985) fue gobernado por el comunista Enver Hoxa, temeroso de una posible agresión exterior.
Y por ironías de la Historia, Albania se adherirá en la cumbre que empieza hoy como miembro de pleno derecho a la organización militar cuyo ataque temió durante tantos años.
«Albania estaba rodeada de enemigos. Su existencia estaba amenazada. Debía defenderse», sostiene la viuda de Hoxa, Nexhmije.
A menudo agrupados en dos o tres, las pequeñas cúpulas de hormigón armado provistas de una tronera y una estrecha entrada aparecen a la vuelta de un camino, sobre las colinas, en los jardines, en las playas...
«Los búnkeres debía resistir a todo y su forma buscaba que los proyectiles rebotaran», recuerda el ex viceministro de Defensa, Maliq Sadushi. «Los expertos tardaron dos años en encontrar la fórmula del `búnker ideal'», añade.
El esfuerzo realizado por el país es impresionante. El primer modelo se construyó en 1968. Ocho años más tarde, en 1976, Albania entera fue cubierta por una compleja red de varios cientos de miles de búnkeres, a los que se añadieron miles de túneles.
Se supone que los búnkeres eran capaces de resistir una invasión de «diez millones» de hombres, explica Sadushi.
«Los búnkeres son indestructibles», se enorgullece Hajri Shehu, uno de los ingenieros que comenzó con el proyecto.
La cuestión no plantea problemas a los albaneses, que parecen resignados a vivir con lo que ellos llaman «setas», concebidas literalmente para la eternidad.
Algunos intentaron desembarazarse de ellas apilando neumáticos para que las estructuras estallaran por efecto del calor. En vano. Para librarse de los búnkeres, sería necesario llevárselos como una sola pieza.
Una operación costosa y los albaneses tienen otras prioridades más importantes. Por eso, aprendieron a adaptarse a esa extraña presencia en sus jardines y campos, convirtiéndolos en cobertizos para guardar herramientas, en aseos improvisados o, incluso, en un «hotel cero estrellas» para los enamorados.
«Estos búnkeres no son nuestro principal problema en la actualidad. No presentan ningún riesgo para los ciudadanos albaneses», destaca el ministro de Defensa, Gazment Oketa.
El principal problema de las autoridades militares, añade, es sobre todo poder deshacerse de las 85.000 toneladas de munición heredadas también de la época comunista.
En Durres, al borde del mar, el restaurante Bunker Blu está siempre lleno. Alma Bregasi se acuerda de cómo su marido, pescador, almacenaba antes material en el búnker. Luego, tuvieron la idea de instalar algunas mesas y sombrillas de paja a su alrededor. Con facilidad, construyeron un salón circular alrededor del búnker para acoger a 150 personas. El búnker sirve ahora como cocina al restaurante.