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La muerte de Ganchegui deja a la arquitectura vasca sin su referente

El arquitecto vasco Luis Peña Ganchegui falleció el jueves por la noche en su domicilio de Donostia tras una larga enfermedad y ayer recibió el último adiós en Mutriku arropado por familiares y amigos. Con su desaparición, sin embargo, nace el rastro de un legado repleto de renovadoras y modernas obras entre las que destacan el Peine del Viento de Donostia y la Plaza de los Fueros de Gasteiz, ambas realizadas en colaboración con el escultor Eduardo Chillida.
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GARA | DONOSTIA

El prestigioso arquitecto Luis Peña Ganchegui (Oñati, 1926) falleció la noche del jueves en su casa de Donostia a los 83 años de edad tras una larga enfermedad. Ayer por la tarde recibió el último adios por parte de familiares y amigos que no faltaron a esta última cita con el arquitecto. Ganchegui se formó profesionalmente en Madrid e inició su actividad docente en Barcelona para trasladarse luego a la capital guizpuzcoana donde dirigió la Escuela Técnica Superior de Arquitectura. Entre sus obras más destacadas se encuentra el Peine del Viento de Donostia y la Plaza de los Fueros de Gasteiz, en las que colaboró con el desaparecido escultor Eduardo Chillida, así como el Parque de la España Industrial de Barcelona y la Cancillería de Bonn (Alemania).

El arquitecto cuenta en su haber con obras como la donostiarra Plaza de la Trinidad, la casa Imanolena (Mutriku), la Torre Vista Alegre (Zarautz), el Colegio María y José (Zumaia), la Iglesia de San Francisco (Gasteiz), el Palacio Aramburu (Tolosa) o el Hotel Amara Plaza (Donostia), entre otras construcciones. Sin embargo, Peña Ganchegui no ocultaba el especial cariño que sentía por la Plaza de la Trinidad y el complejo del Peine del Viento, en el que en 1976 completó el conjunto escultórico de Chillida con un recinto de esparcimiento basado en escalinatas de granito rosado.

También fue miembro de los jurados de numerosos concursos arquitectónicos, vocal de diversas tesis doctorales y director de la Primera Bienal de Arquitectura Española, además de ponente de congresos, seminarios y conferencias. Entre los galardones con los que fue reconocido destacan el Premio Munibe (1997), el Premio Camuñas (1999) y la Medalla de Oro a la Arquitectura española (2004).

SUS PREFERIDAS

De entre todas sus obras, el arquitecto guipuzcoano no ocultaba el especial cariño que sentía por la Plaza de la Trinidad y el complejo del Peine del Viento (ambas en Donostia), en el que en 1976 completó el conjunto escultórico de Eduardo Chillida con un recinto de esparcimiento basado en escalinatas de granito rosado.

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