Maite SOROA
Festejos en la derechona
Como en las tómbolas festivas, los oráculos de Madrid cantan las excelencias de su nuevo juguete: ¡Qué alegría! ¡Qué aborozo! Otro perrito piloto.
José Antonio Vera, que fuera director de «La Razón», explicaba a los lectores de su periódico que «lo del País Vasco va más que bien. Quizás demasiado». Vaya, vaya...
Reconoce el autor que «hace un mes no dábamos un euro por un pacto como éste, escrito y con testigos, con acuerdos en asuntos tan complicados como el euskera y la Etb, la seguridad y la educación» y que «la verdad es que algunos no pensábamos que llegarían tan lejos. Pero lo han hecho. Con el compromiso de darle la presidencia del Parlamento vasco a una diputada del PP. Todo más allá de lo en principio previsible». Si servidora fuera votante del PSE, me echaría a temblar ante la sonrisa satisfecha de gentes como Vera.
Pero no las tiene todas consigo el pensador de la fachenda: «Aunque lo peor empieza ahora. Los sindicatos nacionalistas preparan un recibimiento a lo grande en la calle. Y el PNV hará lo imposible por complicarle la existencia a Patxi López. Al futuro lendakari le queda por demostrar que, amén de saber pactar, puede también formar un gobierno coherente y representativo». ¿Representativo con el parlamento mutilado? Contradictio in terminis.
Y, puestos a rascar, Vera quiere un poquito más. Quiere un gobierno «con mayoría de miembros socialistas, pero estaría bien que nombrara a independientes procedentes del nacionalismo y de la izquierda, y de las cercanías del PP. O del mismo PP. Poner en una cartera relevante a un hombre del perfil de Iñaki Oyarzabal, por ejemplo, sería la cuadratura del círculo. Lo entendería cualquiera y no haría mal a nadie». Y tanto, Vera, y tanto.
Para terminar, se lo pone crudito al alumno Patxi: «Ahora es cuando se va a ver si Patxi sabe seguir por el camino marcado para acertar en lo principal. Hasta el momento fue perfecto. Pero queda un tramo nada irrelevante. Todo lo contrario. Queda lo más difícil». Le van a apretar hasta que saque la lengua. Ya lo verán.