«1937. Arrebatada sin odio. 1972. Devuelta con cariño al pueblo de Berriatua». Así reza el texto impreso en la placa colocada en la tapa de una caja de madera que el general italiano Gianni Annoni hizo llegar hace casi treinta y cinco años al Ayuntamiento de Berriatua. Su abogado cumplió de esta manera la ultima voluntad del general que quiso devolver la bandera republicana que se llevó como trofeo de guerra en la primavera de 1937 al tomar el pueblo al mando de las tropas franquistas.

Esta es una pequeña parte de la historia de esta bandera republicana que ayer al mediodía volvió a ondear junto a la ikurriña en uno de los mástiles de la balconada del Ayuntamiento de Berriatua en un acto organizado por Ahaztuak 1936-1977 en colaboración con la Corporación municipal de la localidad.

Fue un acto de homenaje, cargado de «emotividad», que estuvo presidido por una mesa en la que reposaba la bandera republicana recuperada.

En el homenaje tomaron parte algo más de ciento cincuenta personas, la mayoría vecinas de la localidad, entre las cuales se encontraba el alcalde, Imanol Mugartegi, y otros miembros de la corporación actual.

El primer edil dio comienzo al acto agradeciendo la labor desarrollada por Ahaztuak al objeto de que se organizara este acto de «recuperación de nuestra memoria histórica democrática y de homenaje a todas aquellas personas del municipio que sufrieron en sus propias vidas el advenimiento del golpe de estado franquista, la guerra desatada tras el mismo y la posterior dictadura».

Después tomó la palabra Mari Carmen Gorostola, ex-alcaldesa del pueblo y concejala en la actualidad, que realizó un recorrido pormenorizado de la peculiar historia de esta bandera republicana y de su recuperación. Gorostola recordó lo «incómodo» de la situación creada «tras la llegada de la primera comunicación del general Annoni, ya que aún era una corporación franquista pues aún vivía el dictador y se estaba planteando la devolución de una bandera de la Republica».

Sus palabras dieron paso al bertsolari de la localidad Joseba Gojenola que dedicó sus bertsos a Paco Barreña, un durangarra que fue miliciano del batallón socialista «Fulgencio Mateos» y a Juan Arantzamendi, ondarrutarra que ejerció de gudari del batallón nacionalista «Arana Goiri». Ambos estuvieron presentes en el acto, junto con Hilari Laka, madrina de guerra de este ultimo batallón, y Maritxu Egiguren ambas vecinas de Berritua. Gojenola aseguró que «sin su sacrificio los jóvenes de ahora no tendriamos memoria de la libertad ni de la importancia de luchar por ella».

Un aurresku en honor de todos ellos y la entrega a cada uno de un ramo de flores arrancó los aplausos y las lagrimas de los homenajeados y muchos de los presentes.

La última intervención corrió a cargo de un miembro de Ahaztuak que situó el acto en la campaña «1939-2009. Ni cautivos ni desarmados» presentada públicamente la semana pasada. En su alocución se refirió también a Barreña y a Arantzamendi, «representantes presentes de los gudaris y milicianos, de la ikurriña y de la bandera republicana, de las dos corrientes que conforman el caudaloso río de la memoria histórica democrática y antifascista de Euskal Herria». Según añadió, «una memoria que no es cosa del pasado porque recoge y reivindica también la necesaria esencia actual de una verdadera democracia, lo mas preciado para personas y Pueblos, el derecho a la libertad y el respeto a la voluntad popular sin cortapisas».

Como punto final se procedió a reponer en la balconada del Ayuntamiento la bandera republicana. Un emocionado Barreña fue quién colocó la enseña en su lugar entre aplausos y el posterior canto de «La Internacional» y el «Eusko Gudariak».