Primera jornada del Manomanista
La meditación lleva a Pascual al siguiente estadio
Aitor Zubieta salió como un huracán de fuerza 5, pero poco a poco se diluyó. Pasó a ser una tormenta tropical, para acabar desvaneciéndose como la brisa de un día de verano en la costa de Euskal Herria.
ZUBIETA 18
Koldo AKORDARREMENTERIA | GASTEIZ
La primera jornada del Manomanista continuó ayer con una nueva remontada espectacular. En este caso no fue Urberuaga, sino Iñigo Pascual el protagonista del partido, para tristeza de Aitor Zubieta. El de Etxarri demostró que, aún conservando grandes cualidades para la modalidad, está muy lejos de conseguir ese poso de madurez que se le exige a cualquier pelotari que opte a alguna txapela. El joven zaguero se mostró abatido tras el partido, cabeceando y repitiendo «no sé qué me ha pasado», una y otra vez. La preocupación que tenía el pelotari no era tanto por la abultada remontada que sufrió, sino por la incapacidad que demostró a la hora de atajar la racha negativa.
Salió a la cancha fulguroso, dispuesto a marcar diferencias desde el inicio. En frente tuvo a un Pascual que se veía sobrepasado una y otra vez por el torrente ofensivo que mostraba el zaguero de Etxarri (2-12). Pero el de Abartzuza esperó paciente, agazapado. Zubieta, confiado por la gran diferencia, comenzó a precipitarse, y los fallos llegaron por sí solos.
Esa circunstancia fue aprovechada a la perfección por Pascual, que sacó su pelota y se dedicó a jugar como él sabe; con sobriedad y arriesgando lo justo. La moral también hizo su trabajo, y Zubieta cayó preso de la inoperancia mental, llegando a hacer, incluso, una falta de saque. De ahí en adelante todo vino rodado, hasta el 22-18 final.
Hoy se juega el último partido de los treintaidosavos de final entre Agirre y Laskurain en el frontón Beotibar de Tolosa.