El Bruesa GBC se condenó a seguir sufriendo después de desperdiciar una magnífica oportunidad de dejar su permanencia virtualmente sellada. Después de haber desactivado durante 30 minutos a Blanco y Oleson, las dos principales amenazas del Fuenlabrada, cuando todo parecía controlado con una renta de de 12 puntos al comienzo del último cuarto, de tan cerca que vio la tranquilidad definitiva -el resto de resultados le eran favorables- al equipo de Laso se le fundieron los plomos ante las defensas cambiantes de los madrileños y cosechó una derrota muy dolorosa, sobre todo por la forma en la que se produjo.

Reforzados moralmente por el vital triunfo de Zaragoza del fin de semana anterior, el equipo donostiarra saltó muy enchufado a la cancha de un Ilunbe repleto y deseoso de dar un paso prácticamente definitivo. Laso volvió a confiar en Andrade de inicio y el portugués respondió con una gran defensa sobre Brad Oleson, que además cometió muy pronto su segunda personal, por lo que tuvo que ser sustituido. Con Panko muy efectivo, el GBC manejó pequeñas rentas durante casi todo el inicio pero, tan centrados en frenar el poderosísimo juego exterior fuenlabreño, se olvidaron de un Antonio Bueno que los machacó desde dentro para que el primer parcial les fuera favorable por un punto 15-16.

De todos modos, el Bruesa supo frenar el juego acelerado de los de Guill, Marconato apuntalaba la superioridad reboteadora del equipo y con tres triples casi consecutivos de Urtasun, Uriz y López, los guipuzcoanos consiguieron una pequeña renta ante un Fuenlabrada incapaz de encontrar sus magníficos porcentajes de 6,25 y que en ataque vivía casi exclusivamente de la calidad de Blanco y Bueno, al que Doblas consiguió frenar en este parcial que terminó con una renta de cuatro puntos para los locales 35-31.

Estirón insuficiente

A pesar de que Brad Oleson comenzó a despertar del letargo al que se vio sumido en la primera parte, a base de repartir sus puntos entre prácticamente todos sus jugadores, el Bruesa fue despegándose en el marcador hasta conseguir una renta de diez puntos tras los triples conseguidos por Isaac López y Lou Roe. El 59-49 con el que terminó el tercer cuarto, aumentado a doce puntos de ventaja tras canasta de Hopkins, hacían presagiar un triunfo relativamente cómodo e importantísimo para los de Ilunbe.

Nada más lejos de la realidad. Cuando todo parecía bajo control, el ataque del Gipuzkoa Basket se estrelló sin que nadie, ni desde el banco ni desde la cancha acertara a dar soluciones a las defensas alternativas planteadas por el equipo madrileño. Así, mientras el Bruesa se dedicó a perder balones y estrellarse una y otra vez ante el muro madrileño, los de Fuenlabrada fueron capaces de activar ese juego dinámico y rápido que los ha convertido en una de las sensaciones de la temporada. El trío exterior Valters, Oleson y Bueno, castigó sin piedad el aro del Bruesa ante la inoperancia local y privó a Ilunbe de la que podía haber sido su victoria más tranquilizadora y balsámica.