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«Hace años aspiraba a cambiar el mundo, ahora sólo a que el mundo no me cambie»

 

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Juanma Lillo

Entrenador de la Real Sociedad

El tolosarra ha cumplido un año en la Real, con 69 puntos en 42 partidos, una Liga. Una puntuación que ha colocado a su equipo cerca de los puestos de ascenso. Recuerda que para estar más arriba le han faltado los puntos perdidos por decisiones arbitrales contrarias y, tras el empate ante el Nastic y los resultados de los demás rivales, siente que en Ipurua la obligación de vencer es la misma que de haber ganado.

Joseba ITURRIA |

Lillo nos atiende mientras ve el partido del Sanse ayer en Zubieta y de toda la interesante charla con él uno se queda con la frase del titular, que refleja como ninguna su fuerte personalidad, que unida a un carácter que le hace ser muy querido por todos los grupos con los que ha trabajado es clave para que la Real pueda mirar todavía al ascenso a pesar de la locura que ha vivido dentro del club, la ley concursal, las limitaciones de la plantilla, las lesiones y la decena de puntos que se han dejado de sumar por decisiones arbitrales.

¿Ha dado para mucho su año completo en la Real Sociedad?

La verdad es que ha sido un año para no aburrirse. Siempre ha habido una circunstancia para atender que no tenía nada que ver con la anterior ni con la siguiente y que atentan contra la esencia de la tranquilidad con la que se debe desarrollar cualquier aspecto laboral y que a la Real no sólo le ha faltado este año, también de forma pretérita.

¿Le ha tocado ejercer más de psicólogo que de entrenador?

No se puede separar una cosa de la otra. Uno se comporta como es en los ambientes en los que trabaja. Sí es verdad que en muchos momentos, bien por intentar aislar a la gente de determinados problemas, por luchar para que éstos se acepten sin que se perpetúen en la mente, por mantener la tensión competitiva, bien por antecedentes deportivos no gratos, intentas que sientan que eso no debe modificar su rendimiento posterior. Pero eso es también ser técnico.

¿Su personalidad impermeable ha ayudado a que el equipo se mantenga fuerte pese a todo?

Agradezco que se vea así. La dificultad estriba en que yo era de aquí y todo lo convierte en mucho más difícil porque le añade un plus de responsabilidad. Yo prefiero asumir esa carga que eso les pase a los chavales. Pero el mérito real está en ellos, son los que al final tienen que ejecutar. Es un grupo que de por sí tiene una categoría humana de tal nivel que no hay que hacer muchos esfuerzos. Siempre hay que hacerlos para recordar que cada uno no juegue en el Yo Fútbol Club, sino en la Real. Pero con este grupo no hay problemas y eso tiene que ver con la forma de ser de estos chavales, que son espectaculares.

¿Sus constantes cambios buscan reforzar ese grupo para que todos se sientan partícipes?

El objetivo siempre es ganar el partido inminente y creo que con esos se puede ganar. Luego acierto o me equivoco, pero eso no se sabe antes. Puede pasar como el sábado, que un penalti modifique un resultado y por eso ni aciertas ni te equivocas. Hasta cuando sale bien en Castellón se dice que acierto porque Eñaut soltó aquella mano... Pero uno piensa en la sostenibilidad del grupo, no sólo en ganar un partido, sino en ganar muchos partidos. Para eso hacen falta decisiones de este tipo. Al margen de que en el nivel de jugadores de la Real no hay muchas diferencias.

¿Qué destacaría de este año?

Me quedo con el día a día. Es lo que parece que menos preocupa a la gente, pero es lo que tengo más vigente. El día a día con este plantel, el afán de mejorar y de crecer, que te concedan la autoridad técnica y personal. Para los que estamos dentro el grado de compromiso se demuestra con los hechos a diario, no con lo que pasa cada siete días.

¿Cómo valora los 69 puntos sumados en sus 42 partidos?

Con ellos depende del año que te toca asciendes o no, pero nunca me ha pasado lo de aquí con decisiones arbitrales. Y hablo de hechos consumados, no de lo que no pitaron. El día del Zaragoza no hablo del penalti a Jon o a Imanol en la misma jugada. Entiendo que se le escapen al árbitro, no que se invente lo de Claudio. En ese momento éramos segundos con tres puntos al Zaragoza y ahora las cuentas serían distintas. Ahora estamos en esa franja lindando con el ascenso y con unos arbitrajes justos estaríamos primeros en la tabla. Y no es utilizarlo como excusa. Me parece irresponsable no decir lo que ha acontecido. Me llaman de otros lugares y me dicen que nunca he dicho nada de los árbitros, pero nunca me ha pasado lo que hemos padecido y puede ocurrir que aquí me duela más.

¿Siente que ahora nadie se acuerda de la decena de puntos que ha dejado de sumar la Real por decisiones arbitrales?

Hoy nadie comenta cosas que se hablaron en su momento. Al principio se decía que había una plantilla corta y ahora nadie habla de eso, algo que no lo utilizo de argumento sino por recordar los análisis que se hacían. Como con las lesiones. Yo no he hablado de plantilla corta ni de lesiones. Pero mira cómo ha ido de bien para que nadie se agarre a ese argumento. Ha habido una serie de factores como los arbitrajes, la ley concursal, las lesiones, que si no llega a ser por esos limitadores la Real estaría en una posición muy ventajosa y muy cerca del objetivo. No estaría consumado, pero estaríamos muy cerca de él.

Porque ningún rival en la lucha por el ascenso ha tenido lesiones tan graves y tan largas de jugadores tan importantes...

Y sobre todo aludiendo a que la plantilla era más corta. Fíjate todas las dificultades por las que han pasado. Si no se habla de eso es una señal inequívoca del grado de plantel que tenemos y para que a estos chavales se les ponga en su sitio. No a mí, porque esas necesidades las he perdido en el camino y espero no recuperarlas.

El empate del sábado y los resultados de otros rivales dejan un poso de decepción pese a sumar 13 de los últimos 15 puntos...

Tenemos cada día un campeonato y el otro día no lo ganamos. Ahora tenemos otro con el Eibar. Tenemos que hacer de cada partido como si jugáramos una fase final del Mundial. El que quiere ganar un Mundial debe ganar todos los partidos. Todas las cuentas que se hagan van cambiando en función de lo que haces en cada momento. Lo que hay que hacer es centrarte en el momento. Tenemos el dolor que genera no cumplir con el objetivo de ganar al Nastic, que estuvo en la mano, aunque luego pudimos perder por intentar ganar en todo momento. Como decía un seleccionador peruano, el fútbol es como una manta corta. Si te tapas la cabeza descubres los pies y al revés. Fue la elección, sabíamos que nos podían golpear, eso genera problemas, pero debíamos hacerlo.

¿Ese empate obliga más a ganar el derbi del sábado en Ipurua?

Tenemos que ganar porque es el objetivo de ese día, por nada más. Lo importante es lo que haces, el resto son consecuencias y en éstas no tienes nada que hacer. Tienes posibilidades de actuar sobre el hecho. En esto y en todo en la vida. De ganar al Nastic habría que ganar al Eibar igual. Ahora estamos igual de obligados.

¿Entiende que su futuro en el club depende del ascenso porque le desgastaría no subir este año?

No me planteo eso. Si el club entiende que puedo ayudar lo podré hacer en cualquiera de las categorías y de las circunstancias. No me siento desgastado, muchas de las valoraciones que se hacen tienen que ver con la frustración del descenso, de la crueldad de Mendizorrotza... Antes del partido contra el Sevilla pasó una cosa muy curiosa. Se podía hablar de echar al entrenador si pierdes con el último tras perder tres partidos, pero no de echar a Lillo por los jugadores, por los conocimientos o por lo que sea. Y Lillo y el entrenador son la misma persona. Es una dicotomía curiosa. Había que echar al entrenador, pero no a Lillo. Es el mundo en el que estamos. Si no admitimos que no nos evalúa nadie por lo que somos sino por cómo salen las cosas... El problema es que nosotros no nos evaluemos por lo que somos. El termómetro de un entrenador son los jugadores. Hay gente que hace las cosas mal y le salen bien y gente que hace las cosas bien y le salen mal porque esto no deja de ser un juego. Pero como te desvincules de la esencia del fútbol y te creas el ruido de fuera la has armado. Debes aislarte tú y a los tuyos del ruido porque los mismos que hoy te ponen de un lado mañana te ponen del otro y no lo hacen por tus capacidades o habilidades, sino por cómo salen las cosas. Todo se reduce a hablar bien del que le va bien y mal del que le va mal en vez de hablar bien del bueno y mal del malo. Ante esto hay que tomar un par de pastillitas de cinismo . Hay días en los que se te olvida la pastilla, otros no te sienta bien..., pero procuro estar lo más lejos posible de estos vaivenes. Hace años aspiraba a cambiar el mundo, ahora sólo aspiro a que el mundo no me cambie a mí.

¿En ese sentido le reconforta que sus jugadores estén con usted porque al final depende de ellos?

Todos dependemos de todos. El bastión fundamental son los futbolistas, pero ellos a su vez dependen de muchas cosas, entre otras de los árbitros. Puedes tener el mejor de los deseos, pero si se da una determinada circunstancia que no te favorece se acabó. Y tú sigues siendo el mismo, igual de bueno o de malo. No es fácil no evaluarse por las miradas de otros porque somos entes abiertos y en constante relación con todos. Por eso muchas veces uno cae en la tentación de mirarse con los ojos de los demás en lugar de observarte con los de la gente que trabaja contigo todos los días, que es la que te conoce.

 

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