Yury Trofimov dio ayer en Villatuerta otra victoria en el Pro Tour a un Bouygues Telecom poco acostumbrado a acceder a éxitos de ese nivel. El ruso fue el más fuerte de una fuga formada en la dura parte inicial y se aprovechó del buen nivel de sus acompañantes y de las dudas en el pelotón a la hora de asumir responsabilidades para lograr un triunfo que recordó al que logró en la pasada Dauphiné.

Entonces, en una etapa alpina en la que debía superarse el Joux Plaine, formó la escapada del día con corredores del nivel de Cobo, Navarro, Cuesta y Alexander Efimkin. Atacó en la subida, se quedó con Cobo y pasó con sólo 43 segundos sobre los favoritos. Volvió a atacar en un repecho y se presentó con 18 segundos sobre Evans y Valverde.

Trofimov tiene claro que para ganar debe atacar siempre porque no tiene confianza en su velocidad. Fue el que lanzó la fuga con Taaramae (Cofidis) en el kilómetro 25 de la etapa. Por detrás se les unieron dos corredores peligrosos para la general como Mollema (Rabobank), que estaba sólo a 42 segundos de los favoritos, y Vázquez (Murcia) camino del alto de Lizarraga.

Ocho minutos de ventaja

La presencia del ciclista del Rabobank parecía un impedimento para que la fuga prosperara, pero los cuatro se entendieron bien y demostraron su fortaleza. Por detrás, todos intentaron que fueran otros los que asumieran la responsabilidad. Así la fuga llegó a contar con ocho minutos de ventaja en el kilómetro 63 y a Caisse d'Epargne no le quedó más remedio que asumir la responsabilidad, con pequeños apoyos de otros equipos -menos de lo que querían Unzue y Stephens-, porque todos querían reservar las ener- gías para la etapa reina de hoy.

Con ese trabajo empezó a bajar la diferencia y Luis León Sánchez mantuvo el liderato tanto por esa labor como por la debilidad de Mollema y Vázquez, que no pudieron aguantar el ataque de Trofimov en el último puerto de Lezaun. El del Bouygues, fiel a su estilo, atacó tras coronar, Taaramae le volvió a coger y Trofimov volvió a atacar en el último repecho que quedaba en el recorrido. Si le hubiera vuelto a coger habría vuelto a atacar.

Es su forma de ganar y de correr, en solitario. De hecho, empezó a destacar en mountain bike, especialidad en la que en 2002 fue subcampeón mundial junior y medalla de bronce en el Europeo. A partir de 2005 se centró en la carretera en el Dínamo de Moscú, con el que ganó dos veces la París Troyes y una etapa del Tour de Limousin. Eso llevó a Bernaudeau a ficharlo, vive en la Vendée, la región que apoya al equipo, y en su debut como profesional en febrero ya ganó una etapa y la general de la Etoile de Besseges. Como siempre, al ataque y en solitario. Luego llegó su victoria en la Dauphiné de esa misma manera y no parece que la de ayer haya sido la última con este estilo.

Tranquilidad entre los favoritos

La historia de la etapa se redujo a la disputa del triunfo de etapa. En el pelotón todos los favoritos vivieron una jornada tranquila en la que su única preocupación fue la climatología. En el comienzo de etapa se tuvieron que mojar y pasaron frío en la subida a Lizarraga, pero a partir de ahí el tiempo acompañó y pudieron pasar una jornada plácida, porque el recorrido no presentaba mayores problemas.

Lo único destacado llegó con la decisión de Luis León Sánchez de disputar el sprint del pelotón para mantener el liderato a los puntos ante la amenaza que representaba Kolobnev. El murciano demostró que ha venido con mucha intención a la prueba y en su equipo confían en que hoy no pierda mucho tiempo en Arrate y que pueda recuperarlo en la crono final de Zalla. El recorrido no ofrece muchos mayores secretos y los favoritos se preparan para jugarse la victoria final en estas dos jornadas.