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Eric Hobsbawm 2009/4/14 Traducido de «The Guardian» por S. Seguí

¿Qué viene a continuación?

Rebelión

(...) El siglo XX ha quedado ya atrás, pero aún no hemos aprendido a vivir en el XXI, o al menos a pensarlo de un modo apropiado. No debería ser tan difícil como parece, dado que la idea básica que dominó la economía y la política en el siglo pasado ha desaparecido, claramente, por el sumidero de la historia. Lo que teníamos era un modo de pensar las modernas economías industriales -en realidad todas las economías-, en términos de dos opuestos mútuamente excluyentes: capitalismo o socialismo. (...)

La impotencia, por consiguiente, amenaza tanto a los que creen en un capitalismo de mercado, puro y desestatalizado, una especie de anarquismo burgués; como a los que creen en un socialismo planificado incontaminado por la búsqueda de beneficios. Ambos están en quiebra. El futuro, como el presente y el pasado, pertenece a las economías mixtas en las que lo público y lo privado estén mútuamente vinculados de una u otra manera. ¿Pero cómo? Este es el problema que se nos plantea hoy día a todos, y en particular a la gente de izquierda.

Nadie piensa seriamente en regresar a los sistemas socialistas de tipo soviético, no sólo por sus deficiencias políticas sino también por la creciente indolencia e ineficiencia de sus economías, aunque ello no debería llevarnos a subestimar sus impresionantes logros sociales y educativos. Por otra parte, hasta que el mercado libre global implosionó el año pasado, incluso los partidos socialdemócratas y moderados de izquierda de los países del capitalismo del Norte y Australasia se habían comprometido más y más con el éxito del capitalismo de libre mercado.

(...) una política progresista requiere algo más que una ruptura algo mayor con los supuestos económicos y morales de los últimos 30 años. Requiere un regreso a la convicción de que el crecimiento económico y la abundancia que comporta son un medio, no un fin. El fin son los efectos que tiene sobre las vidas, las posibilidades vitales y las expectativas de las personas.

(...) no sólo importa el aumento del ingreso y del consumo de los particulares sino la ampliación de las oportunidades y, como las llama Amartya Sen, las capabilities -capacidades- de todos por medio de la acción colectiva. Pero esto significa -o debería significar- iniciativa pública no basada en la búsqueda de beneficio, siquiera fuera para redistribuir la acumulación privada. Decisiones públicas dirigidas a conseguir mejoras sociales colectivas con las que todos saldrían ganando. (...)

En ningún ámbito será esto más importante que en la lucha contra el mayor problema a que nos enfrentamos en el presente siglo: la crisis del medio ambiente. Sea cual sea el logotipo ideológico que adoptemos, significará un desplazamiento de gran alcance, del mercado libre a la acción pública (...).

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