Enésimo fallo en Garoña: nada nuevo
La central nuclear de Garoña, de casi cuarenta años de antigüedad y cuyo cierre prometió el partido en el Gobierno español y pronto en el de Gasteiz, sufrió ayer una nueva parada no programada. Éste es el tercer fallo de la central en las tres últimas semanas, octavo en lo que va de año. Un tercio de todos los accidentes ocurridos en las centrales de todo el Estado. Ahora bien, el ciudadano no tiene motivo alguno de preocupación, pues el Consejo de Seguridad Nuclear -el cual decidirá sobre la prórroga de diez años solicitada por la central- se ha apresurado a explicar que la parada se debió al mal funcionamiento de uno de los relés que vigila el desplazamiento del cojinete de empuje de la turbina, que emitió una falsa señal. Vamos, lo que cualquier ciudadano podría suponer. Y no sólo no hay motivo para alarmarse, sino que al parecer cabe felicitarse porque la parada ha demostrado que los sistemas de seguridad funcionan correctamente.
Todo apunta a que todas las irregularidades ocurridas en esa central han sido incidentes sin importancia, a tenor de las explicaciones de los responsables de la central y del Consejo de Seguridad Nuclear. Y pueden todos ellos estar tranquilos, ya que si uno de esos incidentes resultara ser grave, si una sola vez los sistemas de seguridad no funcionaran correctamente, no tendrían que ofrecer explicación alguna.