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Berlín 2009, entre el sabor mediterráneo y el «Western» crepuscular

La vida en Berlín, al estallar la primavera, se asemeja al Mediterráneo. Este fin de semana, Barcelona, Panathinaikos y Olympiacos llevarán el Mare Nostrum hasta la Puerta de Brandenburgo. El CSKA es el contrapunto, que busca revalidar título en una Final Four con sabor crepuscular.

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Arnaitz GORRITI

Lejos queda ya la edición 2008 de la Euroliga. Parece que nada haya cambiado de la Final Four de Madrid, pero, en realidad, sólo queda el CSKA de Moscú. El equipo del ex Ejército Rojo vuelve a la última fase de la Euroliga, pero esta vez sus acompañantes han cambiado. Ya no hay tapados, sino los cuatro mayores presupuestos del continente.

El equipo de Messina comenzará, en el estreno mañana a las 18.00, siendo favorito ante el Barcelona. En los play offs de cuartos, el Partizan de Belgrado no les encestó sino 51 puntos de media en tres partidos. Con su habitual estilo de controlar los partidos e imponer su ritmo, los moscovitas agobian a sus rivales. A pesar de perder a Papaloukas y a Andersen, la «guardia de corps» del técnico italiano -Holden, Langdon y Smodis-, sigue siendo sólida. Además de los fichajes de Morris y del ex baskonista Planinic, ha logrado integrar a Zisis, Lorbek y Khryapa.

No obstante, el ciclo de Messina no puede evitar tener cierto aire crepuscular. El año pasado fue el Barcelona quien pugnó para hacerse con el técnico de Catania; esta vez, empero, parece a punto de ser el primer europeo -tras el intento fallido de Dusan Ivkovic- en convertirse en entrenador jefe de una franquicia de la NBA. Así pues, parece que esté planeando un último «golpe» antes de retirarse al oeste, en una especie de homenaje al spaghetti western.

El Regal Barcelona, junto con los equipos helenos, representa al Mediterráneo en Berlín. Después de terminar mal con Dusko Ivanovic, la pujanza de un Xavi Pascual en perpetua reválida -no faltarán ojos críticos que le nieguen la valía si el Barça cae en semifinales- y el regreso de Navarro de la NBA han supuesto que los culés vuelvan a su primera Final Four desde Praga 2006, donde casualmente los azulgranas cayeron ante el CSKA, en un partido que será recordado por la protesta de Ivanovic ante la actuación arbitral, alineando a sólo cuatro jugadores en los compases finales.

Los catalanes, como la flor de azahar, van a más según avanza la primavera, como demostraron ante Tau Baskonia. No obstante, los moscovitas serán un obstáculo aún mayor. ¿Quién mejor que un ex CSKA como David Andersen para recetar el antídoto frente al cuadro ruso? El danés comentaba en la víspera de volar a Berlín que «el ritmo y la velocidad serán nuestras mejores armas». Con jugadores como Lakovic, Navarro, Basile, Grimau, Vázquez o el turco Ilyasova, la teoría dice que los de Pascual pueden hacer daño a su rival los si «alocan» el partido. «Debemos hacer un juego rápido, subiendo y bajando la pista constantemente», avisaba Andersen.

Enemigos íntimos

Los dos aspirantes griegos, Panathinaikos y Olympiacos protagonizarán, también mañana pero a partir de las 21.00, la segunda semifinal. En un ambiente tan «familiar» y «cercano» que la Euroliga ha dispuesto todo tipo de medidas de seguridad. Su Mediterráneo, mucho más oriental que el de Barcelona, presenta un aspecto más marchito. Panathinaikos, el equipo de Zeljko Obradovic, el entrenador más laureado de la historia con seis títulos, cuenta con un arsenal ofensivo inacabable, -Jasikevicius, Spanoulis, Batiste, Pekovic...- pero su juego, basado en continuos bloqueos directos, juego por conceptos -sin sistemas rígidos- con continuos ataques desde 1x1 y 2x2, ya se lo conoce todo el mundo y luce ajado, con peligro de pudrirse, amén de que cuentan con la duda de Diamantidis, el mejor defensor del torneo.

Los «rojos» de Giannakis, por su parte, después de rozar la Final Four los cuatro últimos años, han sorteado mil obstáculos hasta llegar a Berlín y buscarán ganar a su eterno rival desde el dúo Papaloukas-Vujcic. Por desgracia, tendrán la baja de su «comodín» Vasilopoulos, de modo que jugadores como Childress, Pargo o Greer tendrán que añadir puntos desde el exterior, si no quieren que Olympiacos se limite a su dúo de «abuelos» más la aportación del gran Bourousis y el base israelí Halperin.

Ojo con el ganador de esta segunda eliminatoria, pues se habrá asegurado que medio pabellón O2 World de Berlín vista de rojo o de verde en la final, el domingo a las 20.00. Mientras, el pequeño consuelo de ser el tercer cabeza de serie de la siguiente temporada de la Euroliga se decidirá a las 17.00; poco premio para tales presupuestos.

El Real Madrid continuará siendo el equipo más laureado

Si algo no se va a igualar en la cita berlinesa será la marca de ocho entorchados continentales del Real Madrid. Eso sí, sólo tiene un título, el de 1995, desde que la FIBA instaurara el método de la Final Four para dirimir al campeón.

Obviamente, es el CSKA de Moscú quien más Euroligas posee, seis, dos de ellas conquistadas en los tres últimos años, 2006 y 2008, siendo finalista en 2007.

Precisamente en 2007 fue cuando el Panathinaikos obtuvo hasta la fecha su último título. Los de Obradovic ganaron en una de las mejores finales, obteniendo su cuarto título de cinco tentativas. Por cierto, todas ellas disputadas a partir del año 2000.

Lejos queda ya 2003, cuando el Barcelona de Pesic se quitó un lastre de encima al ganar su Final Four en un Palau San Jordi repleto. Más lejos aún 1997, cuando el Olympiacos, en su tercera final, derrotaba al Barça. Ambos buscarán un lustroso acompañante para sus pobladas vitrinas. A. G.

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