Ya se acerca el día de la investidura de Patxi López como lehendakari de las tres provincias y a algunas se les nota el gustirrinín. Tonia Etxarri, en «El Correo Español» y «El Díario Vasco», no ocultaba su alborozo y hasta se permitía un tanto de ironía al despedir a los jeltzales de Ajuria Enea.

Según la columnista, «el PNV ganó las elecciones, a pesar de su candidato», pero gobernarán los de López según las instrucciones de los de Basagoiti.

Eso le parece estupendo a Etxarri, que advierte al tiempo que «el próximo día 5 no tendrá mucho sentido que Ibarretxe defienda su candidatura a lehendakari, salvo que se produzcan incidencias técnicas que impidan votar a los `38+1' votos que tiene asegurados López. Pero sin duda le será muy útil la tribuna de los oradores para dirigirse a los suyos y hacer valer sus resultados electorales. Con mensajes autocomplacientes y con frases apocalípticas que preconicen que con el nuevo Gobierno, como no es el suyo, todo irá a peor en Euskadi».

Las cosas, sin embargo son como son y a la columnista no le pasa desapercibido que «bien es verdad que si el entorno de Batasuna hubiera podido `colarse' en el Parlamento (como ha ocurrido hasta ahora) el PNV habría obtenido los apoyos necesarios para gobernar». Lo de «colarse», cuando le votan a una, suena extraño, ¿no les parece? La explicación de Etxarri es sencilla: «No ha sido así porque desde que fracasó la última trampa de ETA con su señuelo de la negociación y el Ejecutivo de Zapatero recuperó la política antiterrorista, el Parlamento vasco ha dejado, al otro lado de la puerta, a los cómplices de la banda». No estoy muy segura de que haya sido el Parlamento de Lakua el que haya expulsado a decenas de miles de personas del censo. Han sido, precisamente, los de López y Basagoiti. ¡Así se ganan las elecciones!

Y deja para el final la sentencia: «Diez años en los que el Gobierno vasco nos hizo perder demasiado tiempo con la obsesión de su plan de nacionalismo obligatorio reconvertido después en el plan de consulta que fracasó como ocurrió con su proyecto del nuevo currículo vasco». A servidora sólo le obligan a ser «española» a la fuerza. ¿Quién le impone lo contrario a Etxarri?