Numerosas personas mostraron su repulsa ayer por la muerte de la vecina de Ituren Yamiled Giraldo, fallecida el pasado sábado en la urbanización Erreleku de Cordovilla, tras ser tiroteada por dos personas encapuchadas cuando se dirigía a realizar un trabajo de esteticién acompañada de su hijo de 14 años. Convocadas por la Plataforma de Mujeres para la Marcha Mundial, las concentraciones se repitieron en numerosas localidades vascas. En Iruñea, una veintena personas se concentraron entre las 20.00 y las 20.30 de ayer en la Plaza del Castillo para mostrar su rechazo por la muerte de Yamiled Giraldo. En el acto, convocado por la Plataforma de Mujeres contra la violencia sexista, fue colocada una pancarta con el lema "No a la violencia contra las mujeres".

En todos los actos realizados en distintos puntos del país incidieron en que el origen de la muerte fue de carácter machista, si bien en un primer momento el Gobierno de Nafarroa se apresuró a negarlo y afirmó que se trataba de un «ajuste de cuentas».

De hecho, se ha conocido que la fallecida recibía amenazas de muerte contra ella y su familia desde hacía dos meses, motivo por el que había extremado las precauciones y vivía atemorizada. Al parecer, la fallecida estaba relacionada con una denuncia interpuesta contra un hombre por abusar sexualmente de tres chicas en el club de alterne que regentaba. Esta persona, finalmente, fue condenada a 18 años de prisión.

Pese a que la hipótesis de que la muerte esté relacionada con la denuncia es la que más fuerza ha tomado, no fue hasta ayer cuando el Parlamento navarro aprobó una declaración institucional en la que muestra su apoyo a los familiares de la mujer y su «absoluta repulsa contra cualquier tipo de violencia».

Sin referirse explícitamente a la violencia sexista, el Parlamento navarro mostró su «compromiso ante la sociedad de seguir exigiendo la necesaria igualdad entre hombres y mujeres y la defensa del respeto mutuo como base de cualquier relación».

Cabe recordar que el Ayuntamiento de Ituren aprobó el miércoles un comunicado para denunciar la muerte de su convecina, que achacó directamente a la violencia sexista. «La violencia ejercida contra las mujeres por el mero hecho de serlo, es, además de una herida execrable en el ámbito del respeto a los derechos humanos, un verdadero lastre para el progreso en nuestra sociedad, lastre del cual debemos desprendernos con los esfuerzos de todos», se incidía en el texto aprobado.