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La sirvienta que pintaba cuadros en la intimidad

«Seraphine»

Producción independiente de bajo presupuesto que dio la gran sorpresa en los premios César, al triunfar sobre las películas favoritas, obteniendo un total de siete estatuillas, incluidas las de Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Guión. Esto ha supuesto la consagración de Martin Provost en su tercer largometraje, después de colaborar en sus dos anteriores realizaciones con la actriz Carmen Maura, ahora reemplazada por la belga Yolande Moreau.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

A veces las películas poseen un valor cultural añadido, y así «Séraphine» ha ayudado a dar a conocer a una genial artista arrinconada por la historia oficial, en una mezcla de sexismo y clasismo. Séraphine de Senlis fue una pintora revolucionara, cuyo delito consistió en ser mujer y nacer pobre en la segunda mitad del siglo XIX. Lo malo es que fue descubierta en la época de entreguerras, teniendo que escuchar promesas de fama y reconocimiento que nunca se vieron cumplidas, lo que la sumió en una depresión que supuso su internamiento en su psiquiátrico. El cineasta Martin Provost, además de dedicarle esta película, ha organizado una exposición antológica destinada a que su pintura sea valorada tal como merece. Y lo de pintura es un decir, porque utilizó todo tipo de materiales, cualquier cosa que tenía a mano, ya fuera cera, barro o sangre. Trabajaba sobre tablas, creando abigarradas y exuberantes composiciones florales, de un colorido impactante. Su autodidactismo y estilo intuitivo la convirtieron en una artista única, ajena a cualquier corriente o movimiento de su época, que hizo su obra a contracorriente.

La injustamente olvidada Séraphine de Senlis es resucitada por la temperamental y particularísima actriz belga Yolande Moreau, que acierta a hacer suyo el carácter asocial e introvertido de la sirvienta con alma de artista. La película se centra en su relación con el coleccionista de arte Wilhelm Uhde, un marchante alemán que se hizo con los primeros cuadros de Picasso o de Henri Rousseau, encarnado por Ulrich Tukur. Es el único medio de contacto con el exterior que tiene la ensimismada pintora, la cual prefiere encerrarse en un intimismo influido por la naturaleza y su contemplación, hasta acabar aislándose del todo.

Las locas caracterizaciones de Yolande Moreau

Yolande Moreau es lo que se entiende por una antiestrella, aunque lleva destacando en el cine desde hace más de dos décadas, ya cuando Agnès Varda se fijó en ella para «Sin techo ni ley». Su relativa popularidad es mucho más reciente, y se la debe a su caracterización de portera en «Amélie». Influenciada por su trabajo en el teatro, codirigió con Gilles Porte la película «Cuando sube la marea», que le valió hace cuatro años su primer César como Mejor Actriz, al que hay que sumar el de «Séraphine». Su papel más loco lo ha hecho en «Louise-Michel», vista el pasado año en el Donostia Zinemaldia. M.I.

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