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Greenpeace denuncia que Garoña funciona a mitad de potencia por «una posible fuga»

Greenpeace denunció ayer que la central de Garoña llevaba 36 horas a mitad de potencia por «lo que parece ser una posible fuga en el combustible nuclear», y pidió información al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), mientras que el organismo regulador ni confirmó ni desmintió el suceso. Un portavoz de Nuclenor, empresa propietaria de la planta burgalesa, aseguró poco después que la bajada de potencia estaba programada y no es un suceso notificable al CSN.

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Greenpeace afirmó que, según los datos de que dispone, una rotura de un elemento del combustible nuclear en la central de Garoña «ha provocado que ésta haya tenido que reducir su potencia a la mitad desde la madrugada del sábado», tal y como ha publicado Red Eléctrica Española (REE).

El colectivo ecologista dijo haber contactado con la Sala de Emergencias (SALEM) del CSN para confirmar este extremo, sin que su responsable «lo haya confirmado ni desmentido». «Se ha limitado a declarar que Garoña estaba llevando a cabo reestructuraciones de las barras de control», explicó. Según manifestó, «casualmente, éste es el proceso habitual en caso de fuga para tratar de encontrar cuál es la varilla (o varillas) de combustible que sufre la fuga».

Para Greenpeace, un fallo de esa naturaleza «supone un problema grave de seguridad», al afectar al combustible nuclear que alberga la vasija del reactor, «que es el verdadero corazón de la central nuclear».

«En estos elementos tienen lugar las reacciones de fisión nuclear, que generan gran cantidad de radiactividad. Una rotura o anomalía en estos elementos provoca un aumento de liberación de radiactividad al circuito primario, que finalmente puede redundar en un incremento de los niveles de radiactividad emitidos al medio ambiente exterior», argumentó.

La organización ecologista denunció que la central de Garoña «ya ha sufrido este problema de forma reiterada» y recordó que el 11 de diciembre de 2006 «se produjo un accidente similar». «El incremento que se produjo entonces en los niveles de radiactividad en el circuito primario, debido a las pérdidas anómalas de radiactividad del elemento de combustible dañado, fue -resaltó Greenpeace- la causa por la que Nuclenor tuvo que adelantar la parada de recarga de 2007».

Aseguró que a pesar de que entonces Nuclenor apantalló el elemento de combustible roto, «para tratar de minimizar la liberación de radiactividad al circuito primario», ésta «se siguió produciendo sin remedio».

Ante «el cúmulo de fallos en la instalación, conocidos a pesar del oscurantismo de Nuclenor», Greenpeace pidió al Ejecutivo español «que no demore por más tiempo la decisión de cerrar definitivamente la central en junio de 2009, cuando acaba su permiso de explotación».

Fuentes de Nuclenor consideran esta denuncia de Greenpeace como parte de la campaña contra la petición de prórroga de la explotación, para alargar la vida útil de Garoña más allá del 5 de junio, cuando expira su periodo de vida útil. Antes de esa fecha, el CSN deberá emitir un informe sobre la petición de prórroga que de ser negativo implicaría el cierre de la central nuclear burgalesa.

Antonio Cornadó, responsable de Relaciones Externas, reconoció que la bajada de carga se aprovechará para «analizar« las causas de un ligero incremento de la actividad del núcleo que han detectado y que «no conlleva ningún riesgo y no es siquiera un suceso notificable al CSN».

5 de junio de 2009

El 5 de junio expira el periodo de vida útil de la central nuclear de Garoña. La empresa que gestiona la planta, Nuclenor, cree que la denuncia de Greenpeace forma parte de una campaña contra la petición de prórroga.

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