La debutante Andrea Martínez Crowther escribió «Cosas insignificantes» en un taller de guión del Festival de Sundance, recogiendo sendos premios como proyecto en Estados Unidos y en México, lo que llamó la atención de Guillermo Del Toro, quien ha producido la película a través de su compañía Tequila Gang. Esta ópera prima tiene una sensibilidad cercana al cine intimista de Kieslowski, pues la realizadora mexicana manifiesta también una especial atención hacia los pequeños detalles. El mismo título de «Cosas insignificantes» es una declaración de principios, al transmitir la importancia que adquieren algunos objetos sin aparente significado, pero que cobran una dimensión propia cuando son relacionados con las personas a las que pertenecen. Andrea no quería que la forma se impusiera al contenido, temiendo que la utilización del esquema altmaniano de historias entrecruzadas desviara la atención del verdadero pulso interior del relato, pero finalmente comprendió que esta historia de personajes con vidas paralelas reclamaba una narrativa fragmentada.

«Cosas insignificantes» consta de cuatro capítulos dedicados a otras tantas personas, reunidas por el afán coleccionista de una adolescente, la cual guarda en una caja objetos relacionados con tres desconocidos que los han ido tirando o perdiendo. Se trata de un papel con un nombre y un teléfono apuntados en él, un «origami» o figura de papel en forma de caballito de mar y una flecha hecha con las tarjetas de presentación de un psicólogo. Sus dueños son seres con la soledad y la incomunicación como común denominador, que encuentran dificultades para amar y ser amados en medio de la dispersión derivada del caos urbano de México D.F.