Ya ha consumado el presidente español el penúltimo despropósito de su «talante». Y después de la impugnación de la lista de Iniciativa Internacionalista -por la que pagará caro precio político en la izquierda del Estado- amplía la lista de acosados con una candidatura asturiana. El frenesí represivo anula la capacidad de reflexionar. Terminará siendo la caricatura de lo que dijo ser.