El partido ultraderechista Israel Beitenu, que dirige el ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, quiere que se prohíba por ley la celebración de la Nakba o Catástrofe, en la que los palestinos recuerdan que el nacimiento del Estado de Israel en 1948 supuso el comienzo de su sufrimiento y que 700.000 personas tuvieron que huir de sus hogares. Hoy en día, son más de cinco millones los refugiados palestinos.

La ley que presentará Israel Beitenu prevé un castigo de hasta tres años de cárcel para quienes celebren la Nakba.

Más allá de las amenazas, los palestinos celebraron ayer la Nakba, con un día de antelación respecto a la fecha habitual, el 15 de mayo, puesto que este año cae en viernes, día festivo para los musulmanes. De este modo, miles de palestinos salieron a la calle ayer para conmemorar el 61 aniversario de la Nakba.

La principal movilización se realizó en Ramallah, donde los manifestantes ondearon banderas palestinas e imágenes de los pueblos destruidos por los israelíes en 1948. En Nablús, se reunieron unas 2.000 personas.

En el campo de refugiados de Aqabet Jaber, en Jericó, se inauguró una estatua de seis metros de alto que simboliza una de las llaves que los palestinos se llevaron consigo al huir de los isralíes con la esperanza de que podrían regresar pronto a sus hogares.

En Gaza, la Policía impidió las celebraciones convocadas por la OLP, según denunciaron los organizadores. El Ejército israelí bloqueó los accesos a Cisjordania.

Hamas, por su parte, defendió el derecho de los refugiados al retorno a sus hogares y se comprometió a seguir luchando hasta que se cumpliera este objetivo.

El Papa, en Nazaret

Coincidiendo con la Nakba, el Papa católico Benedicto XVI celebró una misa en Nazaret, la ciudad de los Territorios de 1948 (Estado de Israel) en la que viven más palestinos.

Ante unos 40.000 fieles, el Papa volvió a evitar realizar una clara denuncia de la ocupación israelí y de la marginación que padecen los palestinos.