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Obama o el pulso entre las presiones del «establishment» y sus promesas

El presidente de EEUU, Barack Obama, volvió a realizar otro difícil ejercicio de equilibrio entre sus promesas electorales y las presiones del «establishment», esta vez en torno al cierre de Guantánamo. Reiteró que cerrará la prisión, pese a que el Congreso le ha negado los fondos para hacerlo, y abrió la puerta a la detención indefinida. Insistió en que la política «antiterrorista» de Bush no fue efectiva ni sostenible, pero rechazó crear una comisión para investigarla.
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Barack Obama anunció ayer que no liberará a ninguno de los prisioneros de Guantánamo que representen un peligro para la seguridad de Estados Unidos. Afirmó que la seguridad de los ciudadanos estadounidenses «es lo primero en lo que pienso cuando me levanto y en lo último cuando me acuesto», y añadió que «no vamos a poner en libertad a nadie que ponga en peligro nuestra seguridad nacional ni tampoco vamos a liberar dentro de EEUU a detenidos que puedan representar un peligro para la población».

En un discurso en los Archivos Nacionales, donde se preservan los documentos más importantes del país, incluida la Constitución, Obama insistió en que cerrará la prisión en la base naval de Guantánamo, donde continúan detenidas 240 personas, a pesar de que el Congreso le ha negado por ahora los fondos para hacerlo. «A medida que nuestros esfuerzos para cerrar Guantánamo avanzan, sé que la política en el Congreso será difícil».

El miércoles, el Senado votó en contra de darle los 80 millones de dólares que había solicitado para la clausura del penal hasta que no presente un plan detallado. La Cámara de Representantes se manifestó en el mismo sentido la semana pasada.

La derrota se debió a la resistencia de los líderes demócratas a aceptar el envío a sus distritos de detenidos de Guantánamo para ser encarcelados o liberados. Los republicanos advirtieron a los estadounidenses de que Obama quiere mandar «terroristas» a sus barrios.

En un intento de frenar los argumentos para mantener el penal en funcionamiento, Obama dijo que «la prisión de Guantánamo ha debilitado la seguridad nacional de EEUU. Es una arenga para nuestros enemigos».

Señaló que algunos de los prisioneros serán trasladados a prisiones de máxima seguridad en suelo estadounidense y juzgados en tribunales federales o en los resucitados tribunales «antiterroristas» especiales creados en Guantánamo por George W. Bush. Agregó que se está evaluando cada caso para ver decidir el destino de cada uno de ellos y aseguró que «nadie jamás ha escapado de nuestras prisiones de máxima seguridad».

Explicó que su Gobierno ha determinado que 50 detenidos pueden ser enviados «con seguridad» a otros países, con los que se está negociando.

Además, indicó que hay un grupo de prisioneros que «no puede ser juzgado por delitos, pero representa una amenaza para la seguridad de EEUU». Al respecto, Obama mencionó la posibilidad de mantenerlos en detención «prolongada» para evitar que lleven a cabo «actos de guerra», aunque prometió que habría un sistema de supervisión judicial y legislativa.

Las organizaciones de derechos humanos rechazan tal posibilidad e insisten en que los detenidos en Guantánamo deben ser juzgados y excarcelados.

No habrá comisión

El presidente aprovechó su discurso para rechazar la creación de una comisión que investigue las políticas «antiterroristas» de la Administración Bush, porque «nuestras actuales instituciones democráticas son lo suficientemente fuertes para pedir cuentas. El Congreso puede revisar los abusos de nuestros valores, y existen investigaciones en curso en el Congreso en materias como las técnicas violentas de interrogación».

Según Obama, EEUU se salió de la senda correcta en su lucha contra el «terrorismo» durante la Presidencia de George W. Bush y afirmó que sus políticas no fueron efectivas, se tomaron de manera «apresurada» tras el 11-S de 2001, y son insostenibles.

Inmediatamente después de su intervención, el ex vicepresidente de EEUU Dick Cheney volvió a defender las políticas «antiterroristas» de Bush y sus técnicas de interrogatorio, que Obama calificó de «tortura».

reincidentes

Alrededor del 14% de los presos excarcelados de Guantánamo han reincidido, según un informe confidencial del Pentágono citado por «The New York Times». El documento del Pentágono identifica a 29 de esos 74 ex prisioneros y oculta la identidad del resto por «razones de seguridad».

tribunal civil

Ahmed Khalfan Ghalini, al que vinculan con Al-Qaeda y acusan de los atentados cometidos en 1998 contra embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania, será el primer prisionero de Guantánamo en ser juzgado por un tribunal civil de EEUU.

Cuatro arrestos por «conspiración terrorista»

Cuatro personas fueron arrestadas el miércoles en Nueva York por su supuesta participación en una «conspiración terrorista» desbaratada por el FBI cuyo objetivo era atentar con bombas contra la sinagoga y el centro comunitario judío de Riverdale (Bronx), y derribar con misiles aviones militares en la base del aeropuerto Stewart en Newburgh (Nueva York), según las autoridades. Estaba previsto que ayer fueran llevados ante el juez, y se enfrentan a penas de entre 25 años de prisión y cadena perpetua.

Los estadounidenses James Cromitie, David Williams y Onta Williams y el haitiano Laguerre Payen fueron detenidos, según la acusación, tras comprar misiles inactivos y explosivos inertes en una operación encubierta del FBI. Se les acusa de conspirar para utilizar armas de destrucción masiva en EEUU y para comprar misiles antiaéreos. Según la Fiscalía, cayeron en una trampa tendida desde 2008 por un informante a Cromitie, quien expresó su interés por «emprender algo contra América» tras compadecerse de la guerra en Afganistán.

La Policía dijo que todos son musulmanes y tienen antecedentes penales. GARA

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