Maite SOROA | msoroa@gara.net
Cuestión de obviedad
No será por gusto, pero algunos han empezado a reconocer la realidad de las cosas. Que viene a ser como reconocer que Aizkorri se asienta en las campas de Urbia o que el Pagasarri corona Bilbo. No hay que ser mendigoizale ni escalador para verlo.
Ayer los medios del grupo Noticias editorializaban sobre los resultados de la izquierda abertzale, que pidió el voto para Iniciativa Internacionalista, y resaltaban la conclusión a la que han llegado comentaristas y tertulianos tras manifestar su estupor, una conclusión tan simple como contundente: «Todavía están ahí».
Dejaba sentado el editorialista que «Después de haber sido encarcelados sus líderes, ilegalizadas arbitrariamente sus formaciones y criminalizada su actividad política, ahora resulta que se aprobó una Ley de Partidos para esto. En cuanto esa izquierda abertzale tiene la oportunidad de una participación electoral, se produce la demostración de que la Ley de Partidos apenas si ha conseguido algo más que debilitar las libertades democráticas». Algunas venimos diciendo esto desde hace un buen número de años.
Y también se apuntan a la teoría del mangoneo de papeletas: «Iniciativa Internacionalista no consiguió el escaño que esperaba -quizá fue demasiado esperar-, ni lo logrará aunque recupere esos votos que se le han robado en lo que parece un descarado pucherazo. Aun sin ese escaño, la izquierda abertzale tradicional ha logrado un éxito innegable en el conjunto de Hego Euskal Herria, lo que pone de manifiesto la consistencia de su suelo electoral. Por más que a algunos les cueste aceptarlo, ese 16% obtenido en la CAV y el 12% en Navarra son indicadores de que la realidad de lo que ese sector de la sociedad vasca representa existe, está ahí, por encima de las ilegalizaciones, y ahí seguirá estando por más que se pretenda silenciarlo convirtiéndolo en mera cuestión judicial. Han sido 115.000 votos en la CAV y 23.000 en Navarra -hay que insistir en la probable variación al alza si se aclara el pucherazo-, cifra que hay que tener en cuenta a la hora de valorar su presencia en cualquier proyecto político del conjunto de Euskal Herria». Cuando lo obvio precisa de un editorial para ser explicado es que las cosas no funcionan bien.